El Minotauro
Nicolás Duran de la Sierra
Este domingo 5 de abril, el presidente López Obrador daría a conocer su plan para reactivar la economía de México, una vez superada la crisis sanitaria. Además de explicar cómo se aplicaría el millón de créditos para los pequeños negocios, se esperaría el anuncio de las medidas que habrían de tomarse para reiniciar la actividad turística del país, y en especial la de Quintana Roo, eje de la industria.
A pocos días del inicio de la tercera fase de la epidemia, la más cruenta, la que arrojará los altos números rojos, el mensaje no podría ser sino esperanzador. Para millones de mexicanos es más temible la postración económica, con su cauda de desempleo y delincuencia, que el propio Covid 19. La pobreza asoma ya a muchas de nuestras casas, y digo nuestras porque es un problema de todos.
No hubo de esperarse, empero, hasta el pasado domingo, para que comenzaran las medidas contra la caída financiera, pues la Federación, el Gobierno estatal y los Municipios dispusieron apoyos para la base social, la más dañada. Los afanes del gobernador Carlos Joaquín redundaron en que, al menos, unos 300 mil empleados turísticos se fueron a casa con su empleo y su sueldo.
A pesar de todo, por la falta de solidaridad de algunos empresarios, unas cien mil personas perdieron su empleo en el norte de Quintana Roo y por ellas se velará primero. Cuidar el tejido social facilitará la reactivación económica, por lo que es vital la presencia tanto de la Policía Estatal como de la Guardia Nacional. La seguridad pública resulta prioritaria, es un reto.
Así pues, para este domingo se esperaban buenas noticias y, si bien se avecinan días arduos, los avances que hasta ahora tenemos en lo económico y en lo que respecta a salud pública, hacen pensar que, como se augura, para el próximo agosto comenzarán a cicatrizar las heridas. Como ya lo dije en otra ocasión, las palabras clave de esta crisis son la solidaridad y la templanza.