Las nuevas ‘verdades históricas’ politiqueras y falaces

Signos

Que no hubo ningún segundo tirador en Lomas Taurinas. Las nuevas verdades históricas del obradorismo en torno a los ‘casos Colosio y Ayotzinapa’ sólo los enturbian y encubren a los verdaderos culpables: Mario Aburto, en el primero, y los sicarios de Guerreros Unidos (que ejecutaron a los estudiantes creyéndolos gatilleros del bando enemigo de Los Rojos), en el segundo. Salvo Aburto, el único tirador contra Colosio, los otros cuatro principales inculpados de manera injusta en el magnicidio fueron liberados, por absoluta falta de pruebas, luego de años de usarlos como recurso político y de opinión pública de la investigación. Y uno de ellos, Vicente Mayoral Valenzuela (muerto en libertad y de un infarto hace ya una docena de años), aislado en el penal federal de Almoloya y sin posibilidad ninguna de comunicarse con sus presuntos y falsos conspiradores, entre ellos su hijo Rodolfo, y mucho menos con el aun encarcelado Aburto, le hizo saber al ya finado periodista Jesús Blancornelas, apenas ser llevados detenidos al reclusorio de máxima seguridad, que cuando el magnicida sacó el arma y disparó, él, Vicente, se echó encima de aquel y fue entonces que, al caer ambos al piso entre la multitud, con la misma arma se hizo el segundo disparo. Y lo mismo le confesó el propio Aburto ese día: que un viejo le cayó arriba y fue cuando, desde la misma arma vieja con que mató al entonces candidato presidencial, se disparó la segunda y fallida bala. Aburto le dijo a Blancornelas y éste lo publicó en el “Semanario Zeta”, de Tijuana, y luego en el libro “El tiempo pasa. De Lomas Taurinas a Los Pinos”, que desconocía y nunca en su vida había visto al “viejo” en cuestión. Y Blancornelas conoció muy bien, como lo refiere en el semanario dirigido entonces por él y en el libro sobre el asesinato de Colosio, a todos los inculpados por el homicidio y que, salvo Aburto, al cabo y después de muchos años presos -para resistir, la autoridad judicial y el régimen presidencial, las presiones de la opinión pública culpando inocentes, porque la Justicia en México ha sido siempre corrupta y arbitraria-, fueron exonerados y liberados uno a uno.

SM

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