La entrada en la fase 2 de la reactivación tras el confinamiento por la crisis de la Covid-19 ha coincidido con sol y calor en gran parte de México.
Y muy pronto Las playas se van a llenar de gente ávida por darse el primer baño pese a que aún no hemos entrado en el verano y a que los sistemas de vigilancia no están activos en la mayor parte de las áreas costeras.
La normativa en el tan esperado semáforo amarillo también permite la apertura de piscinas de uso público, aunque con numerosas restricciones, y que bares y cafeterías puedan abrir su interior sin sobrepasar el 40% de su aforo.
En general, en las playas se buscan las distancias recomendadas pero no es raro ver grupos de jóvenes jugando al fútbol en la orilla o gente arremolinada, incluso algunos descuidos que acaban con las toallas demasiado cerca.
¿Qué pasará en julio y agosto? Hay ayuntamientos que tienen previsto cuadricular la arena o prohibir que los coches lleguen hasta el arenal y otros apelan a la responsabilidad individual. Para las piscinas, se han ordenado estrictas medidas de desinfección y limitar el aforo para garantizar las distancias de seguridad.
Alberto Torres, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene e investigador del Instituto de Investigación Sanitaria (IMIB), recomienda a la población que salga a la calle y disfrute de las actividades al aire libre.
De hecho, es preferible que los encuentros sociales se hagan en el exterior, en una terraza, en el campo, un jardín, una playa o una piscina: “La transmisión es más fácil que ocurra en espacios cerrados, el interior de bares, cafeterías o restaurantes o dentro de los domicilios. De entrada, es preferible que nos juntemos en el exterior, manteniendo siempre la distancia de seguridad de dos metros”.
No romper la distancia de seguridad
Concretamente, en playas y piscinas, el principal riesgo es romper esa distancia. Hay que perseverar por evitar la proximidad física en el arenal y en la orilla. Es más, cuando planeamos un día de playa y hacemos nuestra mochila, junto a la toalla, la crema de protección solar y el bañador, hay que meter la mascarilla y el gel hidroalcohólico: “Tanto en piscinas como en playas debemos respetar el espacio necesario entre nuestras toallas y sombrillas, y ponernos la mascarilla si no se puede mantener en los itinerarios de entrada y salida a la playa o a la piscina”.
El investigador y preventivista no es partidario de medidas extremas como cuadricular las playas pero sí de que exista vigilancia para garantizar las distancias. Considera decisiva la responsabilidad individual, que finalmente evitará los contagios y determinará que no se produzca un rebrote de Covid-19: “Si llegamos a la playa y está llena, hay que buscar otra o ir a un horario distinto”. Se deben evitar los juegos o deportes de grupo, como el fútbol, debido al contacto físico, y las personas que tienen síntomas respiratorios deben abstenerse de ir a playas y piscinas.
Hay que recordar que el distanciamiento físico es esencial porque la vía de transmisión de este virus es a través de las gotitas minúsculas que se producen en cualquier maniobra que provoca una salida de aire al exterior: “Habrá más o menos cantidad según la velocidad a la que salga el aire. Por eso, el estornudo es lo que supone más riesgo, en segundo lugar la tos y, cuando hablamos, hay que tener en cuenta que habrá más gotitas si elevamos la voz que si hablamos más bajo”. Por ello, la mascarilla es una protección eficaz para la interacción entre personas: “Evita que salgan casi todas las gotas y las de los demás se quedan pegadas en el entramado de la mascarilla”.
Chapuzones sin miedo
Por otra parte, podemos darnos un chapuzón sin miedo: “El agua del mar y los vasos de las piscinas no son elementos de riesgo”. No sucede lo mismo con los espacios interiores, como los vestuarios, donde deben utilizarse las mascarillas y observar la limpieza de manos con el gel hidroalcohólico.
El documento del Ministerio de Sanidad y Consumo de España sobre las zonas de baño durante la desescalada recuerda que la Organización Mundial de la Salud recientemente señaló que el riesgo debido al Covid-19 en el baño recreativo se relaciona más con el bajo respeto del distanciamiento social y menos con el virus en el agua. Las investigaciones sugieren que los coronavirus son sensibles a los procesos de tratamiento de aguas residuales, por lo que probablemente brinden una protección adecuada en las masas de agua de baño a las que desembocan.
El documento reconoce que no se dispone de evidencia científica sobre la capacidad del virus para permanecer infeccioso en agua salada, pero aclara que se ha identificado el cloruro sódico como agente biocida eficaz contra SARS-CoV-2. En zonas de baño marítimas, la acción conjunta de la sal del agua del mar, la radiación ultravioleta solar y la alta temperatura que puede alcanzar la arena son favorables para la desactivación de los agentes patógenos.
Sin embargo, destaca que no es aconsejable el uso recreativo de zonas de baño continentales, como pozas, remansos y cauces de agua dulce con escaso caudal.
Limpieza de la arena cada día
Además de limitar los aforos, el Ministerio establece la limpieza diaria de la arena de la zona de baño, haciendo especial hincapié en la retirada de los residuos orgánicos e inorgánicos, la limpieza y desinfección diaria del mobiliario playero (duchas, lavapiés, papeleras) y zonas de tránsito (pasarelas de madera). Ordena que el acceso de los usuarios se haga respetando las medidas de distanciamiento social y lo mismo para las personas que paseen por la orilla.
No recomienda la realización de deportes colectivos, reuniones de más de 15 personas que no convivan en el mismo domicilio y la utilización de todo tipo de infraestructuras de playa (parques de juego e instalaciones deportivas). El gestor de la playa ha de instalar cartelería que anuncie la obligación de mantenerse alejados y la necesidad de cumplir las normas de higiene y las adoptadas para el control del aforo.
Asimismo, destaca que el viento fuerte, que es endémico en algunas playas de nuestro país, pudiera ser transmisor del coronavirus, por lo que aconseja distancias incluso mayores de los dos metros.
Menos guantes y más lavado de manos
Como conclusión, el doctor Torres pide sentido común, lo que no significa que caigamos en la obsesión. Debemos asumir que el virus continúa circulando, se han comunicado ya rebrotes en algunas zonas del país: “No es posible que estemos con cero casos, hay que ser conscientes de que el virus va a seguir estando, sin necesidad de llegar al exceso, hay que tomar las precauciones necesarias y que han demostrado que son eficaces”.
En este sentido, el especialista aprovecha para insistir en que la población no debe llevar guantes y tampoco los encargados de las tiendas o cualquier local de consumo, lo recomendable es que hagan higiene de manos: “Estas personas llevan guantes para evitar tocar algo que les dé un cliente y que tenga el virus, pero con los guantes, después de tocar ese objeto, toca otro y después otro, y así se promueve el contagio. Lo que tienen que hacer es lavarse las manos con agua y jabón o con gel hidroalcohólico después de cada una de estas acciones”.