Lo mismo el pinto que la morena

Signos

Pues sí: como en los tiempos clásicos del rotundo PRI, cuando la oposición era nada y la inercia electora hacía ganar a todos los candidatos del oficialismo, hoy día son los tiempos clásicos del rotundo obradorismo donde el mitificado Andrés Manuel de la milagrería mexicana y el riego de sus venturas del Bienestar y la nadería opositora mexicana configuran la inercia electora que hace ganar a los candidatos del oficialismo morenista, por iguales o peores o criminales o de la ralea que sean, en territorios donde el credo y los gobernantes y representantes populares de la regeneración moral y la transformación nacional no hacen más que seguir lucrando con el poder otorgado a ciegas por el electorado enano y haciendo de la vida pública no más que un escenario protagónico de la frivolidad y el triunfalismo de lo que hoy día es, en la gran mayoría de las entidades y Municipios del país, el partido donde se reza la piltrafa demagoga de ser humanista y de corazón feminista. Las guerras sucesorias en curso son, entonces, entre las mediocridades y perversidades nominativas del mismo color dominante. Y las grandes noticias políticas, como en los viejos tiempos, no serán ni están siendo ahora mismo las de la expectativa de liderazgos alternativos y las posibilidades de un porvenir mejor con ellos. Sino las de los nombres repartidos por la equidad política de género que bien alumbran que del mismo modo justiciero está distribuida la rapacidad, la incompetencia y la vulgaridad decadente de la moderna democracia de los tiempos.

SM

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