Signos
Decíamos, ayer…
“Y si no es fentanilo será cualquier otro veneno. El caso es culpar a otros de las tragedias adictivas y suicidas propias. Eliminar el fentanilo no extingue los vicios letales de una sociedad enferma de guerras, ansiedad y hedonismo”.
Igual si se reforma la Segunda Enmienda y se suprime la venta de armas de fuego, las masacres se multiplicarán de cualquier manera. Como cuando la ‘ley seca’ prohibió el alcohol y las mafias criminales de la clandestinidad que la convirtieron en su principal negocio tuvieron el éxito y el poder que nunca se imaginaron.
Prohíban las armas de fuego y todas las que quieran, y la industria del clandestinaje volverá por sus fueros en la sociedad de las adicciones y del crimen, que es la más democrática y perfecta del ‘mundo libre’.
Claro que bien se entiende esa lógica inapelable. Y también la de la simulación y la hipocresía de quien sabe mejor que nadie que su destino es ese: el de la decadencia espiritual traducida en un sistema colonialista de derecho, donde los culpables siempre serán los otros, los que siempre pueden ser acusados y perseguidos por las miserias morales de la superioridad imperial.
SM