El minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
A juzgar por lo ocurrido tras el debate entre los aspirantes al Gobierno estatal, no cabe la menor duda: la peor adversaria de la oposición no es Morena ni sus satélites, sino la propia oposición. Vaya con los sainetes montados tanto por el PAN como por el PRI en el último tramo del proceso electoral que habrá de concluir en junio próximo.
Leslie Hendricks, la esforzada candidata del tricolor, la que tiene por misión evitar que su partido pierda el registro en el Estado, debe estar más que sorprendida por los decires de su líder nacional Alejandro Moreno, “Alito”, quien a última hora se pronunció por la suma del PRI a la dupla PAN-PRD en Quintana Roo, echando por tierra toda la labor de la candidata.
De remate, Gladys Burgos, candidata a diputada por el VII distrito del PRI, acaso con línea a su “Alito”, optó por sumarse a la campaña de Laura Fernández, disque porque allí sí hay futuro, lo que es una verdad que no se puede negar… ¿Qué futuro? Esa es otra cosa, pues si piensa en el Gobierno estatal, las uvas no sólo están verdes, sino verdísimas; saltó de un lodazal para caer en otro, ¡Vaya ganancia la suya!
A su vez, el PAN ve como sus posibilidades de ganar el Gobierno estatal son cada vez más flacas, pues Laura Fernández va de sus problemas judiciales –los que exhibiera Mara Lezama en el debate- a los de Carlos Moyano, su marido, sobre quien pesa una nueva orden de aprehensión por fraude… Por algo a él se le conoce en los juzgados como “el rey de los amparos”.
Los peores enemigos de la oposición, como se dijo, están dentro de la misma oposición. La mala selección de los candidatos, en el caso de Acción Nacional, o la errática conducción de un partido que socava a su propia gente, en el caso del PRI, no puede atribuirse a Morena, sino a su propia y evidente zafiedad y pillería. ¡Ay será para las próximas elecciones!