
Signos
La imposición de la ‘ley seca’ es propia de gobernantes descerebrados y sin sentido común.
Es demagoga, hipócrita y ociosa.
Los bebedores contumaces beben, con ella o en contra o por encima de ella.
Entre los moderados y eventuales, lo mismo que entre sus proveedores, sólo concilia inconformidades.
Y entre unos y otros, toda suerte de improperios.
Porque el cumplimiento de convocatorias cívicas, como las electorales, es un asunto de responsabilidad personal, no de imposiciones arbitrarias de la politiquería simuladora para acreditarse méritos inexistentes.
Es una disposición fallida y contraria hasta para quienes la deciden, y que con eso prueban que ni para tal cosa ni para entender lo simple, sirven.
SM