Signos
El ahora militante y candidato al Senado por el Partido Verde, el exconvicto Eugenio Hernández, fue, con Tomás Yarrington (preso en Estados Unidos como el calderonista Genaro García Luna), no cualquier otro narcoGobernador, sino uno de los promotores y cómplices, en Tamaulipas, de la más sangrienta banda del crimen organizado en el país, la de los Zetas; la que al más alto nivel asoció, antes que ninguna otra, el tráfico de drogas a la extorsión y generalizó la tortura y las masacres indiscriminadas contra iguales e inocentes, e impuso la crueldad extrema de su dominio a poblaciones y en regiones enteras.
¿Ya ni siquiera es capaz el Presidente de ‘taparle el ojo al macho’ ejerciendo su poder de jefe máximo de la causa y el partido de la regeneración moral, socio del Verde, para impedir semejantes aberraciones e imposiciones del ‘narco’? ¿Y ni así quiere que la DEA lo asocie con los grupos armados que con absoluta impunidad despliegan la industria de la violencia en el país?
SM