(Playa del Carmen, 23 de julio) Un menor de siete años fue reportado esta tarde en el fraccionamiento Villas del Sol, luego de que se soltara de la mano de su abuela y corriera con rumbo desconocido.
Sin embargo, los trabajadores de una taquería de la zona lograron ubicarlo, entregándolo a elementos de la Policía de Quintana Roo.
Todo sucedió alrededor del mediodía de este jueves, cuando una mujer de 77 años reportó a los agentes de la policía que su nieto se soltó de la mano para salir corriendo del parque, sin lograr alcanzarlo.
Tras realizar un operativo de búsqueda en la colonia, apoyados por el Centro de Inteligencia y Monitoreo (CIMUS), logrando encontrarlo en el cruce de la avenida Cigueñas con Loros, donde un grupo de personas lo mantuvieron seguro tras enterarse del caso a través de las redes sociales.
Tras corroborar la información de la afligida mujer, los uniformados procedieron a entregar al menor a sus familiares, por lo que al final se notificó a las instancias correspondientes en materia familiar.
El robo de menores es uno de los grandes pendientes que hay en México. Las víctimas son cada vez más jóvenes, incluso bebés son contrabandeados, y los delincuentes no sólo los obligan a trabajar o a la prostitución, también los manipulan para delinquir.
Las cifras sobre trata de menores son alarmantes. Basta decir que es el tercer negocio ilícito más redituable del mundo. En México, el 99 por ciento de las víctimas son mujeres y niñas. Se sabe que el territorio mexicano es fuente, tránsito y destino para la trata de personas, con fines de explotación sexual y trabajo forzado, ahora también se habla de extracción de órganos.
Otro dato que preocupa es que nuestra nación ocupa el primer lugar en la producción de pornografía infantil, el quinto en trata de personas. México ratificó en 2003 el Protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, comprometiéndose con la comunidad internacional a realizar reformas legislativas que atiendan el problema, así como apoyo a las víctimas.
Es un delito que parece avanzar sobre otros, como el tráfico de drogas. Los cárteles expanden sus tentáculos para convencer a niñas de entre 12 y 16 años para abandonar sus hogares, engañadas con promesas de una vida de ensueño que acaba siendo una pesadilla de muchos años, misma que incluso las puede llevar a las adicciones o la muerte. Pero también son víctimas hombres y niños, que terminan siendo explotados, no solamente con fines sexuales si no también de trabajo forzoso, servidumbre doméstica, mendicidad infantil o extracción de órganos, entre otros.