Apenas llevan tres días encerrados por la contingencia y en el hogar de “Rosa” ya se presentan graves conflictos familiares: su esposo “explota en furia” cada hora ante el ruido que generan sus dos hijos más pequeños, quienes intentan jugar en un cuarto que mide apenas cinco metros por tres.
Su hija mayor, quien vive con su novio y su bebé en otro cuarto aún más pequeño, discuten a cada momento por la falta de dinero para comprar la leche que necesita su hijo.
Al igual que Rosa, otras 105 mil familias de Quintana Roo pasarán la cuarentena en situación de hacinamiento; es decir, más de 3.5 personas por habitación o más de cuatro personas en “micro-casas” de apenas 42 metros cuadrados de construcción; cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda viviendas para familias de tres personas con espacios mínimos de 76 metros cuadrados.
“Si normalmente tener a cuatro personas durmiendo en un cuarto y compartiendo un solo baño llega a ser estresante, ahora con la contingencia toda esa carga emocional puede reventar fácilmente en violencia”, advierte Celina Izquierdo Sánchez, del Observatorio de la Gobernanza para la Construcción y el Desarrollo.
En el 2019 Quintana Roo reportó 7 mil 895 denuncias por violencia familiar. De acuerdo con Celina Izquierdo, al menos el 80% de esos casos el hacinamiento fue el principal detonante. La cuarentena por el Covid-19 podría triplicar esa cantidad.
De acuerdo con el último Diagnóstico del Derecho a la Vivienda Digna y Decorosa, realizado por la Coneval, Quintana Roo ocupa el tercer lugar del país con mayores problemas de hacinamiento.
Mientras que a nivel nacional, el 8% de las viviendas enfrentan esta situación, en la entidad la cifra alcanza el 17% de las 440 mil 663 viviendas censadas en el 2015.
En Benito Juárez y Solidaridad, el problema es aún más grave debido a que en el 36% de los hogares las familias enfrentan estrés de manera constante al convivir en viviendas muy pequeñas.
La falta de espacio no es el único problema que enfrentarán la tercera parte de las familias quintanarroenses.
El pasado 23 de marzo, la Organización Mundial de la Salud dio a conocer los requerimientos mínimos básicos para sobrellevar el encierro por el Covid-19: acceso a energía eléctrica, internet, servicios de video por streaming, aire acondicionado o calefacción (dependiendo de la zona), un jardín o un balcón para entretenimiento de los más pequeños, así como despensa suficiente para 30 días.
El 78% de los hogares de Europa y Estados Unidos cuentan con al menos cinco de esos seis requisitos. Pero en Quintana Roo, solamente 3 de cada 10 viviendas cuentan con acceso a internet, además de que el aire acondicionado es un lujo que posee el 13% de los hogares.
Asimismo, 87 mil viviendas son “dúplex” o departamentos sin balcón o patio. Otras 123 mil si tienen un “jardín posterior”, pero de apenas cinco metros cuadrados.
“Definitivamente esta situación de cuarentena va a tener un desastroso efecto económico entre la población, sino también generará graves consecuencias en la salud mental de al menos el 35% de las familias de Quintana Roo. Y si antes no estábamos preparados para atender este problema, ahora menos”, puntualiza la psicóloga Paola Vera.
“Se han realizado varios estudios al respecto por la Organización Mundial de la Salud y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), cuando miles de familia de Centroamérica tuvieron que guardar cuarentena en sus hogares por los huracanes durante casi 30 días entre el 2004 y 2009, y los resultados no son alentadores: a los cinco días de encontrarse en una situación de hacinamiento, las familias comenzaron a demostrar altos niveles de estrés, lo que generó ataques de pánico, ansiedad e insomnio”.
A los 10 días, la tensión y falta de sueño había provocado que el sistema inmunológico de las familias se vio tan afectado que comenzaron a padecer enfermedades como diarrea, gripe, dolor de cabeza, cuello o mandíbulas rígidas, así como pérdida o aumento de estómago.
A partir del día 15 la depresión, ansiedad y cambios de humor generaron los primeros casos de violencia en familia que normalmente no habían demostrado signos de agresión previos.
“Ahora imagina una cuarentena de más de 40 días, como se prevé por la contingencia del Covid-19. Por eso es urgente no solo tomar una medida de respuesta económica, sino emocional, por parte de las autoridades”, puntualiza la experta.
La integrante del Colegio de Psicólogos añade que otro punto que hasta ahora no ha sido considerado, es que en Quintana Roo el 38% de las familias han reportado tener conflictos con sus vecinos, de acuerdo al Diagnóstico de Vivienda 2018 del Inegi, por lo que los brotes de violencia no solamente surgirían al interior de los hogares, sino también hacia el exterior.
Con información de Novedades de Quintana Roo.