Casi 20 años de políticas neoliberales, implementadas por los Gobiernos federales panistas y priistas para favorecer los intereses de los Estados Unidos, ocasionaron, incluso con la infame “reforma laboral” de 2012, graves retrocesos laborales y salariales, dejando a millones en la pobreza extrema a lo largo y ancho del país, pero principalmente en los Estados del sureste, los cuales siempre estuvieron olvidados por la Federación, mientras que en los de la frontera norte se ponían en marcha los más importantes programas de desarrollo. Y aunque en un principio las entidades turísticas habían conseguido mantenerse muy por debajo de la media en cuanto a la población ocupada en pobreza extrema, fue cuestión de tiempo para que también comenzaran a padecer los estragos causados por los empleos mal pagados, el uso excesivo del outsourcing, el encarecimiento de productos y servicios y la creación de cinturones de miseria en las principales ciudades turísticas. De esta manera, las dos Baja California y Quintana Roo presentan hoy en día tasas superiores al 50 por ciento, cuando a finales del sexenio foxista no pasaban del 30, con todo y que la política del presidente Andrés Manuel López Obrador está dando prioridad a los ciudadanos más pobres y ha impulsado los apoyos y el salario mínimo como nunca antes lo había hecho otro Gobierno federal. La contingencia sanitaria derivada de la pandemia, que tuvo su pico más alto en 2020, ha echado por tierra mucho de lo que se había conseguido en los últimos tres años y exhibió lo mal preparadas que están las administraciones de los Estados turísticos para enfrentar el cierre de su principal fuente de ingresos.
Javier Ramírez
El Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) presentó a inicios de junio los resultados de una investigación para conocer la Tasa de Población Ocupada en Pobreza Extrema (TPOPE), que se construye con base en los números de población ocupada por niveles de ingreso y el precio de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR), mismos que son proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), mediante la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, y el CAM, respectivamente.
El objetivo, destaca el CAM, es cuantificar a los trabajadores ocupados del país que estarían en pobreza extrema por ingreso, es decir, aquellos que laboran pero que cuyo ingreso es insuficiente para adquirir una cesta conformada únicamente por alimentos.
El análisis presenta datos del TPOPE de cada entidad federativa en los años 2006, 2012, 2018 y 2020, con lo que se puede observar que mientras algunos Estados han mantenido a lo largo de 14 años niveles altos (Chiapas y Oaxaca) y varios han logrado disminuirlo (Chihuahua y Coahuila), otros no hicieron más que incrementar su pobreza, pese al hecho de ser entidades con grandes ingresos por turismo: las dos Baja California y Quintana Roo.
Alternancia panista, daño a la economía
Al finalizar el sexenio de Vicente Fox Quesada en 2006, México tenía 18 millones 554 mil 765 trabajadores ocupados en pobreza extrema, por lo que el TPOPE se ubicó en 42.2 por ciento. El salario mínimo diario era de 48.67 pesos, mientras que la cesta de alimentos tenía un costo diario de 80.83 pesos.
Para entonces, la condición de miseria en la población trabajadora ya era mayor en el sureste del país, en las entidades de Chiapas, Oaxaca, Puebla y Guerrero, con 73.6, 68, 62 y 60.9 por ciento de TPOPE, respectivamente.
Los Estados del norte, es decir, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, todos ellos con mayor desarrollo industrial, se mantenían con entre 29.1 y 33.9 por ciento de TPOPE.
Por su parte, Baja California, Baja California y Quintana Roo, las tres entidades con mayor actividad turística, tenían 12.5, 18.2 y 29.9 por ciento, por lo que se veían como un ejemplo de lo que se podía lograr mediante la inversión de la llamada “industria sin chimeneas”.
Cuando la administración del también panista Felipe Calderón terminó, el número de trabajadores ocupadores en pobreza extrema en el país casi se duplicó a 32 millones, por lo que el TPOPE nacional subió a 66.2 por ciento. Todos los Estados incrementaron en el TPOPE, algunos al doble o al triple, como fueron las dos Baja Californias y Quintana Roo, que subieron a 58.4, 51.5 y 59.6 por ciento, respectivamente. Para entonces el salario mínimo diario había aumentado a 62.33 pesos, pero el CAR subió más de 100 pesos y el precio quedó 188.9 pesos.
Al final del sexenio de Enrique Peña Nieto en 2018, la población ocupada en pobreza extrema “sólo” subió 5 millones, quedando en 37. El TPOPE nacional se ubicó en 68.4 por ciento, teniendo Chiapas y Guerrero las tasas más altas, de 88.5 y 86.1 por ciento, respectivamente, siendo los primeros dos Estados en rebasar el 85 por ciento. Los turísticos Baja California, Baja California Sur y Quintana Roo, quedaron en 60.2, 51.4 y 64 por ciento, respectivamente.
La pandemia empeoró la situación
Tras la salida del PAN y del PRI del Gobierno federal las cosas no fueron muy diferentes, a pesar de la política presidencial que da prioridad a los más pobres, y al hecho de que nunca como ahora se había dado un aumento en el salario mínimo diario -de hasta 185.56 pesos en algunos Municipios del país-, pues en el último trimestre del año pasado la cifra de población ocupada en pobreza extrema fue de 41 millones 567 mil 104 personas, equivalente a un TPOPE de 77.9 por ciento.
Durante los dos primeros años del Gobierno morenista, se han incorporado, en promedio, 2 millones 250 mil trabajadores ocupados a la pobreza extrema. Guerrero, Oaxaca y Chiapas, los más afectados históricamente, subieron a tasas de 91.3, 89 y 92.6 por ciento, respectivamente, pero en general todas la entidades vieron incrementada su TPOPE, incluido Quintana Roo, que subió a 82.6 por ciento.
Hace 14 años sólo cuatro entidades tenían una TPOPE mayor del 60 por ciento, hoy son 26 Estados, cinco de los cuales superan la tasa de 85 por ciento. El empobrecimiento en este sexenio se acrecentó, principalmente, por la pandemia de Covid-19, que cerró negocios y redujo salarios en aquellos que se esforzaron por continuar. A nivel nacional esta disminución fue del 6.7 por ciento, pero en Quintana Roo fue de 27.4 por ciento, debido a que su economía depende demasiado del turismo. Además, el golpe fue mayor en las áreas urbanas, pues en las zonas rurales la gente tuvo mayor capacidad para adaptarse a la nueva realidad de la pandemia