Por David Colmenares Páramo
La utilidad de la fiscalización superior no se refleja sólo en el número de auditorías realizadas o el monto de recursos públicos recuperados, que eliminan el uso de los mismos en beneficio de los ciudadanos, como fue la decisión del legislador. Deben tenerse en cuenta los beneficios que estos recursos decantan a favor de las clases populares, en general, de los ciudadanos. Así las recomendaciones de la fiscalización externa, garantizan a la eficacia, eficiencia, efectividad y economía en el uso de los recursos públicos.
El impacto de una auditoría es la materialización de acciones y recomendaciones, que provocan un cambio positivo en la calidad de vida de todas las personas, especialmente de aquellas que se encuentran en una situación de desventaja social. Es la vía a través de la cual las Entidades de Fiscalización Superior generan valor y beneficios a la ciudadanía, como lo señala la INTOSAI-12. Propiciar esas mejoras es uno de los objetivos que las EFS tienen en cuenta en el desarrollo de su labor.
Para garantizar el impacto se requiere, en primer lugar, de una planeación correcta, lo cual asegura que las auditorías serán oportunas y pertinentes. Posteriormente, la ejecución de las mismas deberá realizarse de manera íntegra, sólida, profesional, con metodologías adecuadas y con estricto apego a la normatividad y los estándares internacionales. El resultado de estas auditorías brindará información objetiva y verificada para la toma de decisiones, permitirá mejorar los marcos normativos y de cumplimiento, incrementará la confianza en los sistemas financieros y, a través de la atención a sus recomendaciones, mejorará las políticas y programas públicos y, en última instancia, robustecerá la confianza ciudadana en el gobierno y las instituciones públicas.
Para potenciar el impacto de los informes de auditoría diversas instancias han formulado diversas sugerencias e iniciativas. Por ejemplo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha recomendado el desarrollo de capacidades, el fortalecimiento de metodologías y prácticas de auditoría, así como de la difusión y comunicación de aquellos con las partes interesadas y la creación de nuevas metodologías para medir el impacto de su trabajo. Esto último busca que estas mediciones no se limiten a aspectos cuantitativos, como la consideración de los ahorros y la recuperación de fondos, sino también se tomen en cuenta aspectos cualitativos, como el efecto disuasorio de las auditorías de cumplimiento financiero respecto de posibles fraudes o actos de corrupción, las mejoras en la eficacia, eficiencia y efectividad de las operaciones gubernamentales y el aumento en la calidad e inclusión de los programas y servicios públicos.
La Iniciativa de Desarrollo de la INTOSAI (IDI-INTOSAI) ha impulsado distintos proyectos que buscan potenciar el impacto de la fiscalización a través de la realización de auditorías de gran calidad dirigidas por el impacto, acompañadas de sistemas de seguimiento sólidos y el fomento de la estrecha colaboración y comunicación con las partes interesadas para incrementar la generación de valor y beneficios, incluyendo la integración de la perspectiva de género e inclusión en los trabajos de auditoría. Este enfoque en el impacto ya ha sido considerado por la IDI en las Auditorías de Transparencia, Rendición de Cuentas e Inclusión (TAI) en el uso de los Fondos de Emergencia para la COVID-19, que actualmente se desarrolla en el espacio de OLACEFS bajo la coordinación de la Auditoría Superior de la Federación.
La Auditoría Superior de la Federación ha incorporado estas recomendaciones en el desempeño de sus funciones con la finalidad de incrementar el impacto sus informes y, con ello, incidir positivamente en la calidad de vida de la sociedad mexicana.