DE LA JORNADA MAYA:
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En un hecho relevante para la biodiversidad del estado de Quintana Roo, recientemente se documentó la presencia de la serpiente Nauyaca naricilla (Porthidium nasutum) en la zona maya. Esta es una especie de la que no había registro en la región, una evidencia más del desplazamiento actual de las especies por el cambio climático y la pérdida del hábitat, destacó el biólogo Arturo Bayona.
En entrevista, el catedrático del Instituto Tecnológico de Felipe Carrillo Puerto señaló que es un reporte nuevo para Quintana Roo: “estas especies a pesar de que son desconocidas para la mayoría, son relevantes para la biodiversidad”.
El hallazgo de este reptil, de unos 30 centímetros y color grisáceo, lo hizo en las instalaciones del instituto de educación superior y le llamó la atención que pese a su experiencia a primera vista no lo reconociera como alguno de los que habitan en la zona, por lo cual decidió estudiarlo.
“Se me hizo muy extraño que no pudiese identificarlo en ese momento siendo que me consideraba alguien que conocía todas las especies de Quintana Roo. Lo que detecté es que era una serpiente venenosa. La atrapé y la traje para estudiarla mejor. Viéndola con detenimiento bajo diferentes tipos de luz alcancé a detectar una manchas negras y otras blancas bajo el maxilar inferior”, narró el biólogo.
Esas características le indicaban que si bien era muy parecida a la serpiente nariz de cerdo, de Yucatán, no era exactamente esa (que además es una especie endémica). Como la coloración no correspondía repasó las otras especies y detectó que se trataba de la Nauyaca naricilla (Porthidium nasutum).
“Tradicionalmente en la península tenemos dos nauyacas: la nariz de cerdo yucateca (Porthidium yucatanicum) y la terciopelo real (Bothrops asper), además de otras serpientes como la coralillo, cascabel y el cantil, que si bien habitan en el sur, más pegado a Belice, también está reportada para Quintana Roo. Son las cinco que han estado en la lista siempre, por lo que una sexta llama la atención”, explicó.
Durante la observación de esta especie el biólogo notó que cambió de piel a los 15 días de cautiverio, perdiendo el color grisáceo inicial, y presentó diferentes tonos con los que pudo comprobar que se trataba de una Porthidium nasutum. La presencia de esta serpiente, indicó, deja ver cómo el calentamiento global y la pérdida del hábitat están haciendo que algunas especies extiendan su rango de distribución.
El nombre de Nauyaca naricilla le fue dado por una pequeña estructura que tiene cerca de su hocico, “no es su nariz, es una elongación” que tiene la función de cavar en hojarasca, que es donde se oculta. Ello la distingue de las demás nauyacas”.
La Nauyaca naricilla es de corta extensión, no pasa de 30 a 40 centímetros; las hembras son más grandes que los machos, lo que es común en este tipo de reptiles. Al ser una especie venenosa, tienen una cabeza triangular, esta característica se las da el espacio donde guardan las glándulas venenosas en el cráneo.
Su cola no es prensil, es decir, no puede enrollarse. Su color es pardo, canela, en diferentes intensidades con algunas manchas negras y si bien es parecida a la nariz de cerdo yucateca en tamaño, en coloración difieren bastante. El cuerpo es robusto y es agresiva: “cuando quiere atacar como que se desinfla, se aplana, y pega saltos para acercarse a quien la está molestando”.
Al checar la distribución geográfica de esta especie, Arturo Bayona corroboró que en Quintana Roo no había avistamientos de la misma ni estaba considerado como su hábitat, pues sólo se le encontraba desde Chiapas y el sur de Tabasco hasta Ecuador, incluidos algunos lugares de Guatemala.
Un dato importante es que en esos lugares vive en las montañas, a cientos de metros sobre el nivel del mar y su hallazgo en esta zona implica su adaptación a vivir al nivel del mar.
“Hay reportes de Colombia, Costa Rica, Panamá, pero ninguno para Quintana Roo, entonces a partir de este descubrimiento se incluyó su distribución en la parte central de Quintana Roo, específicamente en el municipio de Felipe Carrillo Puerto”, manifestó el entrevistado.
A este tipo de hallazgos no se les califica como especies invasoras, ya que no hacen daño al hábitat: “lo que se comprobó es que es una especie que comparte el hábitat con otras serpientes y si bien tienen similitudes en su alimentación, la variedad y diversidad de animales no implica una competencia por alimento o espacio”.
Encontrar a la Nauyaca naricilla en la península de Yucatán implica una expansión de su distribución geográfica que puede deberse a la destrucción de su hábitat, elevación de la temperatura o disminución de alimento y sus espacios de reproducción en los lugares donde se desplazaba normalmente.
(La Jornada Maya)