Una mujer de ojos claros ejecutó al dueño de Autos Riviera Maya de Cancún, en la Supermanzana 17 de Cancún.
Los hechos se produjeron a las 16:04 horas de ayer jueves, en la Supermanzana 17, manzana 10, avenida Nizuc de Cancún.
La víctima del ataque fue identificada como Alan Andrés A. A. de 27 años, originario de Cancún.
En el lugar se encontraron 10 casquillos de calibre 9 milímetros de la marca águila.
El cuerpo del hombre quedó tirado en la parte frontal de un vehículo de color verde, vistiendo una playera blanca, shorts negro y tenis gris con negro.
El sujeto presentaba cuatro orificios por proyectil de arma de fuego en glúteo derecho, dos orificios en parte posterior del muslo derecho, dos orificios en la región abdominal.
Como seña particular presentaba varios tatuajes que decían Florentino Alegría, Ailani Estela, Roxana Elena Aahmed, así como otro que decía Thiago Alexander.
En el lugar se entrevistó a una asesor de ventas que fue testigo de los hechos, el cual comentó que se encontraba con su patrón Alan, pintando un vehículo.
Dijo que de pronto vio que sus otros compañeros corren, de inmediato volteó y observó a una mujer clara de color.
La mujer era de ojos color miel, complexión delgada como de 1.54, mts de estatura.
La fémina sicaria vestía una chamarra negra, pantalón negro, casco cerrado color naranja.
La mujer se dirigió directamente a Alan, empuñando un arma de fuego.
Al ver esto, el asesor de ventas corrió hacia un remolque a resguardarse, por lo que también Alan salió corriendo, pero la mujer sicaria empezó a seguirlo.
LES DIJO QUE NO ERA QUIEN BUSCABAN
Seguidamente solo escuchaba que Alan les decía que “él no era”, pero en ese momento también observó a otro sujeto de complexión robusta, con casco cerrado, chamarra negra y pantalón negro.
Al ver que Alan corría, el sujeto de igual manera lo sigue para alcanzarlo.
En ese momento Alan se tiró al suelo y entre la mujer y el hombre le dispararon en varias ocasiones.
Pese a estar herido, Alan corrió, pero lo continuaban siguiendo y le volvieron a disparar; en ese momento, la víctima se escondió atrás de las oficinas.
El testigo, momentos después, al no escuchar a nadie, se asoma y es que ve a Alan el cual aún respiraba pero muy despacio.
Rápidamente llamaron al número de emergencias, por lo que llegó una ambulancia, pero cuando los paramédicos llegaron, ya no tenía signos vitales.