El pasado 9 de junio, el presidente de la República presentó en su acostumbrada conferencia mañanera un raro escrito en máquina de escribir denominado “Rescatemos a México. Proyecto BOA”, supuestamente creado por algunos detractores de su Gobierno para recuperar la Cámara de Diputados el próximo año y revocar su mandato presidencial en 2022. El texto –apócrifo o no: no está suscrito por nadie de puño y letra y la versión presidencial sostiene que llegó de manera anónima, en tanto algunos aludidos por el Gobierno como parte del grupo promotor se deslindan de pertenecer a dicho grupo y más aún de estar detrás del presunto ‘manifiesto’, y algunos más acusan al propio equipo presidencial de urdir ambas cosas para ser usadas como una maquinación falaz denunciada como real con fines propagandísticos, lo que a su vez ha servido a los enemigos del régimen, los ‘conservadores’, para seguir cargando en su contra- explica a detalle la estrategia que el ‘Bloque Opositor Amplio’ pondría en marcha para buscar a toda costa la salida de López Obrador, incluso cabildeando en Washington para destacar el supuesto daño que sus políticas gubernamentales le han provocado al país. El ‘documento’ menciona entre sus promotores no sólo a los partidos de oposición, sino a expresidentes, gobernadores, alcaldes y diversas organizaciones empresariales, mismos que se han deslindando del asunto. El mandatario aseguró que le divertía dar a conocer dicho plan, y aunque no descartó que se tratase de un documento falso destacó, en cambio, que las propuestas descritas en él sí eran muy reales, aunque de ellas todavía sus opositores tendrían que convencer al electorado. El texto, pues, falso que fuere, tiene un diseño muy a propósito de lo que algunos de los más conspicuos enemigos públicos del presidente dan a entender de distintas formas y en distintos medios de opinión pública, sin faltar los más impertinentes y expresivos –por así llamar a los bufones mediáticos y los seudocomunicadores más deslenguados, como los de la familia Ferriz- que han llegado al delirio de urgir a sus iguales a promover un golpe de Estado como vía de salvación, dicen, del país. En este episodio tan característico de las bajezas políticas mexicanas de nuestro tiempo, han menudeado las versiones de uno y otro bando: las de quienes han echado a volar desde Palacio Nacional y con lujo de detalles y coberturas el escrito en cuestión como denuncia de una avanzada conspirativa contra la cual hay que manifestarse y sumarse -y en torno de la cual no han tardado en pronunciarse los cruzados más fieles del lópezobadorismo-, y las de quienes se han apartado de la autoría del mismo e igual han acusado al Gobierno –como él a ellos- de una estrategia conspirativa en su contra, y en torno de cuya denuncia, como también era de esperarse, se han manifestado las más fieles y estridentes comparsas enemigas del lópezobradorismo. Lo que ha faltado es lo esencial en un contexto democrático de proyectos políticos en pugna: que los denunciantes gubernamentales no sólo se declaren –como ha hecho López Obrador, aunque, apenas lo hace, se mofa y desnaturaliza sus propias verdades- sino que se asuman con sinceridad como tolerantes y civilizados partidarios de que sus enemigos puedan acudir con todo derecho a presentarse de manera pública con sus arsenales estratégicos y legales de propaganda y promoción de sus ofertas de alternancia representativa y sus proyectos de denuncia de lo que condenan de sus enemigo en el poder, y que esos enemigos suscriban, a su vez y del mismo modo, lo que es real y legítimo de cuanto se les acusa a ellos mismos, y se renuncie de una vez por todas al ejercicio absurdo de satanizar un presunto conspiracionismo mutuo que solo exhibe la fatuidad de las dos partes. Diálogo de ideas, es lo que tanta falta hace; intercambio pedagógico de concepciones y posturas más allá de las fronteras militantes, y sobre la noción de un horizonte ilimitado de ciudadanos y potenciales electores críticos y neutrales interesados en las propuestas de futuro de unos y otros, y no en sus particulares intereses de grupo o de poder. Debate y apertura crítica, es lo que hace falta, más allá de los convencidos de antemano de sus causas y sus filiaciones, y desde un escenario objetivo que identifique con claridad meridiana las trayectorias y los valores éticos y la verdadera dimensión del interés público y democrático de los participantes. Tesis e intentos de convergencia en el buen modo de decir las cosas, no sentenciosas adjetivaciones cultivadas en el arrebato y la descalificación. De eso hablamos…
Javier Ramírez
En la conferencia del presidente del pasado 9 de junio, el coordinador general de Comunicación Social de la Presidencia, Jesús Ramírez, leyó un documento de siete cuartillas que, aseguró, llegó a Palacio Nacional de manera anónima.
Tras la noticia, varios de los presuntos integrantes del ‘BOA’ (Bloque Opositor Amplio) salieron a desmarcarse del mismo, mientras otros acusaron a la Presidencia de colocar a los opositores como “conspiradores”, lo que los calificaría como sujetos que trabajan al margen de la ley y que deberían ser detenidos.
El plan del BOA
El documento “Rescatemos México. Proyecto BOA”, destacó Jesús Ramírez, tiene como principal objetivo promover el desplazamiento del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de la mayoría de la Cámara de Diputados y revocar el mandato presidencial en 2022.
En sus siete hojas, el documento presenta a detalle la estrategia a seguir de ese denominado Bloque Opositor Amplio, supuestamente conformado por los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano; por la asociación México Libre -del expresidente Felipe Calderón-; así como por gobernadores, alcaldes, grupos empresariales, medios de comunicación, líderes de opinión y miembros conocidos de la sociedad civil, y consta de 12 puntos, entre los que destacan: acordar la postulación de candidatos únicos en los principales distritos electorales; que las cámaras empresariales ‘apadrinen’ a los futuros candidatos con recursos, personal, propaganda, capacitación electoral y manejo de redes, etcétera; así como cuidar el perfil de los mismos, seleccionando a jóvenes y mujeres “con buena fama pública”.
Además, el discurso se fijaría en dos ejes: el desempleo y la inseguridad, responsabilizando al presidente Andrés Manuel y a su llamada ‘cuarta transformación’ del ahondamiento de ambos males; se contrataría a ‘influencers’, analistas y grupos de redes sociales para divulgar el autoritarismo político del Gobierno de la ‘4T’; y se efectuarían ‘cabildeos’ en la Casa Blanca y el Capitolio para exhibir en la Unión Americana el daño provocado por López Obrador a las inversiones estadounidenses, así como el de la “altísima” migración de mexicanos hacia ese país.
Se desmarcan los opositores
Mediante sus cuentas en Twitter, el expresidente Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala desmarcaron a su asociación México Libre del referido bloque.
El exmandatario aseguró desconocer el documento, “ni siquiera estoy seguro que exista, pero, si fuera el caso: que la oposición se organice es su derecho y que el gobierno espíe es un delito”, aseguró.
Por su parte, Zavala dijo que aunque tampoco conoce el origen del texto no está de acuerdo en algunas cosas que en él se mencionan. Sin embargo, expresó, “disentir por medios legales, pacíficos e institucionales es parte de la democracia. Las acciones, desde el poder, para sustraer documentos, denunciar y presentarlo en un acto de poder, es totalitarismo puro”.
Políticos como el coordinador nacional de MC, Clemente Castañeda, y los dirigentes nacionales del PRD y del PRI, Ángel Ávila y Alejandro Moreno, respectivamente, acusaron al presidente de intentar colocar a los opositores de “conspiradores”, y que debería estar hablando de las soluciones a los problemas que aquejan a los mexicanos en lugar de usar “el lenguaje de odio” hacia los “opositores”.
Incluso periodistas muy conocidos por sus críticas hacia el Gobierno de Andrés Manuel, como Denisse Dresser, Ciro Gómez Leyva y Víctor Trujillo, hicieron lo propio.
Algunos, como el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, se expresaron de manera sarcástica de la acusación.
Es legítimo ser opositor, pero no encubierto: AMLO
Al día siguiente, el presidente aseguró que la oposición es legítima, por lo que pidió a sus detractores no esconderse, además de que aseguró que la existencia del documento no le afecta en nada.
“No nos escondamos, es legítimo ser opositor y estar en contra del Gobierno, de la transformación y del cambio de política económica, eso es normal en una democracia”, declaró.
Dijo que incluso le divertía presentar el documento. “Lo que está escrito es un objetivo que tienen los opositores, pero es legítimo, lo único es que se conducen de manera encubierta. Yo hasta me divierto el dar a conocer esto, porque hasta se tapan tanto, se ‘ensarapan’ ahí, que piensan que nadie lo va a saber, y ahora las cosas en México se saben antes de que suceden”, dijo.
Aprovechó además para dar consejo a sus rivales, al asegurar que si el PAN compitiera solo no le iría bien, pero con el MC y el PRI tendría un escenario ideal, aunque eso estaría en duda, “primero, porque se supone que cada partido tiene un programa, no son franquicias, es distinto, no es fácil. ¿Entonces para qué tantos partidos? Debería haber dos: liberal y conservador. Pero esa es una cuestión que no es fácil. A ver cómo el PRI se va a unir al PAN, o el PAN al PRI; pero lo otro, ‘lo mero principal, [es] la gente. Ahí es donde está el asunto, porque se pueden unir todos, pero ¿van a votar los ciudadanos?…