Cuando despertó, el Humanismo Mexicano estaba ahí

La última palabra

Por Jorge A. Martínez Lugo

• Desafiaron a López Obrador y, una vez más, les ganó la calle.
• Nace el “humanismo mexicano”.

Desafiaron a López Obrador en el terreno que mejor conoce. Una vez más, los venció y por mucho; era previsible. Pero no se quedó en ganar la calle. Maestro de la improvisación política, no se limitó a la contramarcha, sino a delinear su visión de Estado.

Andrés Manuel puso nombre a su modelo de nación, pensamiento y acción: “Humanismo mexicano”.

Ni liberalismo ni conservadurismo, la tercera vía es poner en el centro a la persona, al humano de carne y hueso: humanismo. Toda acción de gobierno debe tener algún beneficio humano.

Doctrina concebida por la teoría y práctica de una historia personal de búsqueda del poder vía democrática, para hacer transformaciones. Un millón 200 mil personas, ¿son muchas o pocas?

CUANDO DESPERTÓ, EL HUMANISMO MEXICANO ESTABA AHÍ
A cuatro años de gobierno, dice, se han sentado las bases para dar forma a la transición histórica de México, a partir del punto de inflexión que estamos viviendo los mexicanos, en un contexto internacional tan delicado como interesante.

La trascendencia es la máxima aspiración de Andrés Manuel López Obrador. Es adicto a la idea de trascender en la historia de los presidentes de México. Lo tiene claro y lo ha expresado desde siempre. Le interesa mucho su nombre en la historia, valor que se ha perdido.

Construyó y posicionó el relato de la cuarta transformación de largo aliento en la historia de México: Independencia, Reforma, Revolución y ahora Humanismo mexicano. La revolución del humanismo en las conciencias.

Ante el inicio del declive de su fuerza presidencial, al entrar al quinto año de su gobierno, el presidente define su visión de Estado y modifica el último tramo de su mandato.

HUMANISMO MEXICANO EN QUINTANA ROO
¿Cómo se va a traducir el Humanismo Mexicano en los Estados y en particular en Quintana Roo?

Las gobernadoras y gobernadores morenistas alinearán su discurso al de Humanismo mexicano. Los equipos deben estar trabajando, armando frases, momentos, tipo de evento…

No es Democracia social, ni Liberalismo social, mucho menos Democracia cristiana o Neoliberalismo… es Humanismo mexicano.

El discurso político y de gobierno contendrá, necesariamente, esta carga ideológica que se había perdido, con aquella ideología del “fin de las ideologías”, que se construyó a finales de ochentas, coincidiendo con la caída del Muro de Berlín, empoderando al neoliberalismo global, que ahora hace crack en el mundo.

¿Cómo hacer para que el Humanismo mexicano no termine en frases vacías y se traduzca en obra y acción de carne y hueso?

El Humanismo es “pensamiento y acción”; da nombre a la 4T. Así lo dijo Amlo:

“La política es, entre otras cosas, pensamiento y acción. Y aun cuando lo fundamental son los hechos, no deja de importar cómo definir en el terreno teórico el modelo de gobierno que estamos aplicando. Mi propuesta sería llamarle Humanismo mexicano, porque sí tenemos que buscar un distintivo”.

La moneda del discurso humanista está en el aire y timbrando. Veremos que tan huidizo de la realidad es el concepto. Usted tiene la última palabra.

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