El minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
Tras bravíos discursos senatoriales, consultas públicas y hasta la novedosa creación de una comisión especial de diputados para analizar la salida de Aguakan de Isla Mujeres, Puerto Morelos y Benito Juárez, para descanso de todos nos enteramos ya de que esta empresa de raíz francesa no sólo se puede ir con viento fresco, sino que además hasta nos quedaría debiendo. Faltaba más.
Por lo menos esto se desprende de las declaraciones del diputado Julián Ricalde Magaña, exalcalde de Cancún y parte de dicha comisión, quien recién señalara que el adeudo de Aguakan al gobierno estatal es de siete mil millones por contraprestaciones y multas por lo que si hay que indemnizar con mil millones a la concesionaria, ésta aún quedaría debiendo una suma cuantiosa.
Esto debe ser alentador para Cristina Torres, secretaria de gobierno a cargo del análisis jurídico para la salida de la empresa, por lo que le se sería refrescante visitar al Congreso. Empero, es difícil que Aguakan se vaya sin pelear, pues abultados son sus ingresos: en 2021 ganó dos mil 422 millones y en el 2022 llegó a tres mil 31 millones, según sus propios reportes financieros.
Aunque simplista, Julián Ricalde acierta al decir que es viable sacar a Aguakan y también al alertar sobre su amago mediático para hacernos creer que la Comisión de Agua Potable estatal no puede dar el servicio, que la Legislatura no tiene que ver en el caso y en fin, que el Gobierno estatal casi está entre la espada y la pared: turbiedades propias de la operadora hidráulica.
A fines de marzo, la gobernadora Mara Lezama informó que se avanza en esta materia, y apuntó que se debe cuidar el proceso jurídico, pero la empresa se va. Queda saber cuándo, claro, pero algo es algo. Así pues, con palabras de Julián Ricalde, podemos arengar que el monstruo no es tan fiero, aunque desde luego hay que ver qué opina el monstruo y aún faltan sus coletazos.