La última palabra
Por Jorge A. Martínez Lugo
A su paso por Quintana Roo, rumbo a la presidencia, Adán Augusto López Hernández expresó una interesante denuncia pública que sólo se explica, sin embargo, en el marco de los tiempos políticos:
“Los ricos y los poderosos se quedaron a la mala con mucho territorio de la zona preciosa de Cancún, Isla Mujeres y la costa; eso no se nos olvida; le arrebataron su patrimonio a humildes campesinos y ejidatarios” expresó.
¿Y saben quiénes se lo validaron? Preguntó el aspirante identificado como el más lagarto de los pejes: “Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”
El actual embajador en Canadá, Carlos Joaquín González, junto con su esposa Gabriela Rejón, cuñados, sus hijos y familiares, encabezó acciones de despojo de tierras durante su gobierno, sin embargo, Adán Augusto se pasó de largo y no dijo “ni media palabra”, como cantaba un tal José Alfredo.
Si realmente hubiera querido conectar con los quintanarroenses, Adán Augusto podría haber abordado este tema, pero el peor gobernador de Quintana Roo tiene un pacto de impunidad con el mismo AMLO, patente de corso, para seguir burlándose desde su confort-pagado por la “entrega” de Quintana Roo a Morena. Salió más caro el caldo que las albóndigas.
En descargo, Adán Augusto es el único candidato de las “corcholatas” que intentó ponerle el cascabel al gato en Quintana Roo, pero desafortunadamente, estaba viendo para otro lado, a otro foco de corrupción, como es la SCJN. Por poquito y lo logra, en una visita que tuvo lo suyo, a pesar de no ser por el momento la corcholata preferida. Usted tiene la última palabra.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.