Javier Ramírez
El pasado 15 de julio, 30 personajes dedicados a las letras, al activismo civil y a la política, respaldados en primera instancia por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), pagaron un espacio en diversos medios impresos para publicar un desplegado en el que expusieron el autoritarismo del presidente de la República y llamaron a los partidos políticos a establecer un frente que asegure el contrapeso en la Cámara de Diputados.
El jefe de la Nación les respondió horas después mediante un escrito, y al día siguiente desde Zapopán, Jalisco, donde el gobernador Alfaro Uribe dejó a un lado los ataques que venía haciendo al Gobierno federal, para cambiar su postura y, expresó, reconstruir la relación entre ambos Gobiernos.
El presidente le extendió la mano a quien años atrás había sido su aliado y sugirió la posibilidad de reestructurar las deudas públicas de las entidades federativas para poder darles un respiro. Y con ello demostró, primero, que su principal compromiso es con la gente, y, segundo,que las quejas de sus adversarios no le quitan el sueño.
Confirman‘bloque opositor’
Sin un dirigente visible, 30 ‘intelectuales’ y exfuncionarios, entre los que están Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze, Ángeles Mastreta, Jesús Reyes Heroles, Agustín Basave, José Woldenberg, Javier Sicilia, Jorge Castañeda, Soledad Loaeza y Julio Frenk, suscribieron un desplegado titulado “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”.
En él, critican la “asfixia del pluralismo” cometido por el Poder Ejecutivo para someter al Legislativo, concentrar el poder y generar el desgaste de instituciones como el Instituto Nacional Electoral.
Para evitar que eso continúe, proponen un “bloque” de contrapeso al presidente de la República que, para empezar, le quite la mayoría al Morena en la Cámara baja en las elecciones del próximo año.
El grupo asegura que López Obrador “polariza a la sociedad en bandos artificiales, desacredita la autoridad de los órganos especializados como el INE y ataca toda forma de expresión que no se identifique con su visión política”.
Y, cómo no, lo acusa de tener un mal manejo de la crisis provocada por el Covid-19, por rechazar “un acuerdo nacional para reactivar la economía y salvar cientos de miles de empleos”. Señala que, en su lugar, “se ha utilizado la pandemia para acelerar la demolición del Estado y el control del poder”.
Señalamientos, de pena ajena
El presidente no esperó al siguiente día para responderles mediante una carta en la que, abiertamente, les dijo que causan “pena ajena”.
Para empezar, celebró que los firmantes, quienes siempre han defendido el modelo neoliberal, por fin hayan dejado la simulación a un lado.
“Lo único que puede reprocharse a tan famosos personajes es su falta de honestidad política e intelectual”, dijo López Obrador, quien aseveró que “casi todos ellos defendieron o guardaron silencio cómplice ante los fraudes electorales de la historia reciente del país.
¿Qué acaso no se han enterado que está por llegar extraditado de España, Emilio Lozoya, ex director de Pemex, quien al parecer presentará pruebas y explicará cómo se lograba el ‘contrapeso’ que pretenden ‘recobrar’ los abajo firmantes?”, expresó.
El mandatario concluyó asegurando que en los comicios 2021 los mexicanos decidirán “libremente” y confió que la mayoría no apoyará “el regreso al país de la corrupción, de los potentados, de los intelectuales orgánicos, de los privilegios, de la hipocresía, de la marginación, del clasismo y del racismo”.
Añoran el regreso de la podredumbre: AMLO
Al día siguiente, la mirada de los medios estaba puesta en la conferencia que el mandatario federal daría desde Zapopán, Jalisco, en junto al gobernador Enrique Alfaro Ramírez, quien desde hacía unos meses se había vuelto fuerte opositor del primero.
Luego de ordenar a su vocero que leyera la respuesta a sus críticos, el presidente los llamó a la prudencia y la paciencia, “ya que ahora resulta que añoran el regreso de la podredumbre”. Advirtió que no se quedará callado cuando sea señalado de alguna situación en particular, pese a que ese tipo de diferencias se den en el límite entre lo político y lo electoral.
“No quiero bajarme a la arena política-electoral por respeto a la investidura presidencial; sin embargo, lo tengo que hacer porque soy señalado y tengo que utilizar mi derecho de réplica, además es bueno el debate democrático”, dijo.
Comentó que sería bueno preguntarle a la gente si se tiene que quedar callado ante ese tipo de señalamientos, pero “para mí va a estar difícil porque siempre digo lo que pienso, a lo mejor esto también se pone a consideración de la gente”.
Por su parte, el gobernador opinó que en el país existe libertad de expresión y expresó su reconocimiento a Enrique Krauze, uno de los firmantes, pero reconoció que “no es el momento de llamar a la confrontación, sino cerrar filas y ayudar al presidente a sacar adelante al país”.
“Sé que podemos distinguir la diferencia entre la congruencia y la bravuconería, la firmeza y las ganas de pelear. Defender a Jalisco no significa enfrentarse al Gobierno de la República”, aseguró, y destacó el trabajo conjunto entre ambos Gobiernos en el combate del crimen organizado.
El presidente de la República regresó el gesto del gobernador diciéndole que cuenta con el apoyo del Gobierno federal, y que además prometía analizar la propuesta de revisar el pacto fiscal para conseguir una mejor distribución de los recursos.