El minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
Dos puntos abordará este comentario con aires de columna, y los dos, sobra decirlo, tienen miga. El bien nutrido discurso de Mara Lezama en su segundo informe, con su innegable labor en pro de los más desprotegidos, validó lo dicho por el presidente López Obrador poco antes: pone “el ejemplo a muchos que han gobernado la entidad desde que fuera territorio y luego Estado”.
Si la frase puso sal a la comidilla del informe, dos de los exgobernadores presentes, dieron la miga. Uno con su silencio elocuente, Miguel Borge, que dice: “a mí ni me vean, que hice la universidad y la red cultural estatal” y Félix González, con elogios a Mara Lezama, aunque desde el tono del que nunca tuvo que ver con el proceloso pasado de la política estatal.
Digo proceloso porque la voz se ajusta a las huellas que dejara su paso por el gobierno estatal, que incluyen a su delfín, el finísimo Roberto Borge, para más señas. Carlos Joaquín no asistió porque está de fiesta por el nacimiento de su hijo con Paola Masciadri, su nueva pareja y no anda para informes.
Se sugiere que le ponga Tonatiuh pues Giuseppe ya es un nombre muy sobado.
El otro tema nada tiene de festivo, pues resulta que mal comienza la presente legislatura, al dar el clásico sabadazo para, con la mayoría de Morena, ampliar de nueve a doce años el periodo del titular de la Fiscalía General del Estado, la que ocupa Raciel López Salazar.
La extensión del periodo no fue respaldada ni por el PAN ni por Movimiento Ciudadano porque la propuesta no se había ventilado lo suficiente. La seguridad pública no sólo en el Estado sino en todo el país es un desastre, es un tema en el que nos quedó a deber el gobierno que se va, ¿por qué entonces dar a las fiscalías un periodo de dos sexenios? ¿Eso no es abonar a la impunidad?
Por un lado, Morena hizo hasta lo imposible por reformar al Poder Judicial, necesario para sanear este ámbito, si se quiere, pero por el otro se dan doce años de poder a los fiscales, como si las fiscalías no fueran un nido delincuencial, como si hacerlas transexenales fuera un logro cuando en realidad es un retroceso que va hasta contra el sentido común.
Para crear monstruitos, nada mejor que sesionar los sábados.