La última palabra
Por Jorge A. Martínez Lugo
– ¿Optar entre inconvenientes?
– El Plan C se anunció en mayo de 2023, cuando la SCJN declaró inconstitucional el Plan B y en febrero de 2024 se presentó el paquete de reformas, como parte de la estrategia electoral.
El voto fiel de la balanza con el que se pudo aprobar el Plan C por 86 votos (67.7%) contra 41 votos (32.2%) para un total de 127 senadoras y senadores que asistieron a las maratónicas e intensas sesiones del martes que concluyeron en la madrugada del miércoles 11 de septiembre, provino de un saco de basura política, como es el papá de esta rama de la familia Yunes.
El senador suplente Miguel Ángel Yunes Linares –expriista acusado de corrupción y encubridor de pederastas, entre otras cosas- jugó un papel fundamental durante las horas que ejerció como senador en funciones y confrontó a Marko Cortés, para allanar el camino a su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, quien rápida y sospechosamente sanó su salud y se reintegró a su escaño para ejercer el voto que fue decisivo, como también contribuyó la ausencia del emecista “escapista” Daniel Barreda.
Para que la cuña apriete… la oratoria desde la tribuna de Yunes papá contra Marko Cortés, lo desnudó públicamente de frente, contundente, contribuyendo al proceso final de derrota moral del prianismo en que se convirtieron las decisivas sesiones y le restó fuerza al intento de “toma de Tribuna” de las bancadas opositoras.
“OPTAR ENTRE INCONVENIENTES”
Se podrá argumentar que “en política hay que optar entre inconvenientes; buscar el equilibrio entre eficacia y principios”; argumento para el arrastre de tanta basura de la vieja política a la 4T; cada quien tendrá su visión al respecto, dependiendo del cristal con que se mire.
El debate en el Senado fue convulso, de gritos e insultos de una oposición acorralada. Fue una gran experiencia seguir en vivo las largas sesiones del senado, normalmente aburridas, pero ahora tan intensas y decisivas, con un intercambio de discursos y retórica, en donde nítidamente se evidenciaron las posiciones tan opuestas que se puede tener sobre un mismo tema, lo cual resultó nutritivo periodísticamente hablando.
La oposición no sólo perdió la votación; también fue derrotada en el discurso. Poco pudieron hacer Ricardo Anaya y Lily Téllez, sus tribunos pesos pesados.
PLAN A, B Y C
El primer paquete de reformas -llamado después Plan A-, presentado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, fue en abril de 2022 y consistió en reformas a la Constitución y leyes secundarias en materia electoral básicamente, mismo que alcanzó 269 votos a favor y 225 en contra, pero como eran reformas constitucionales no alcanzó la mayoría de dos tercios, entonces, no pasó.
Fue cuando se habló explícitamente del Plan B que consistió en dos paquetes de reformas solamente a leyes secundarias –no a la Constitución- en materia electoral y a la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Estas reformas fueron aprobadas por ambas cámaras del Legislativo y publicadas en el DOF, pero fueron impugnadas ante el Poder Judicial mediante siete acciones de inconstitucionalidad y 161 controversias constitucionales, el primer paquete, y por dos acciones de inconstitucionalidad y tres controversias constitucionales, el segundo. Es decir, fueron derogadas mediante la guerra legal y mediática sin cuartel, una lluvia de amparos y el posicionamiento político parcial explícito del Poder Judicial.
El Plan C, paquete de 18 reformas a la Constitución y leyes secundarias, presentado en febrero de 2024, fue anunciado como bandera política de la campaña electoral de la 4T y fue llevado a las plazas públicas y a la población en general. Sin embargo, nunca creyeron que AMLO pudiera hacer una segunda hazaña en 2024, igual o mayor que la del 2018, como líder del nuevo proyecto de nación. Por eso ni siquiera analizaron a fondo el Plan C; sólo se opusieron, apoyados por la SCJN, los medios tradicionales, la comentocracia y los intereses económicos establecidos.
El tema es que la oposición no sale de su shock y no tiene proyecto de nación, o sí lo tiene, pero le resulta inconfesable, ya que es un modelo muy similar al del presidente de Argentina Javier Milei, el mismo que se implementó en México desde 1982, pero insostenible en una campaña electoral, al menos en México ahora.
A partir de ahora, el problema de la 4T será interno y no externo, por tanta basura que ha arrastrado al optar “entre la eficacia y los principios” lo cual ha empezado a dañar, inexorablemente, desde dentro, al movimiento, con alto riesgo de ser capturado por la basura del viejo régimen que tiene cada vez más espacios de mando. Pero ello será tema de otras entregas. Usted tiene la última palabra.