Signos
¿Qué pasa en Estados Unidos? El Presidente que llega decide nombrar a personajes locos de remate, algunos criminales bien perfilados de alto rango o peligrosos sicópatas -como el violador de niñas que será el nuevo titular del Departamento de Justicia o la exGobernadora de Dakota del Sur que mató a tiros a su perro por indisciplinado y será Secretaria de Seguridad Nacional o del interior-, en encargos estratégicos de su administración y capaces de los más desaforados atropellos globales (desde la jefatura de las relaciones internacionales, las agencias de espionaje y la seguridad interna y externa, la gigantesca industria y los arsenales de guerra del Pentágono, la política de la persecución fronteriza sureña y la deportación masiva de los indocumentados como si todos fueran narcotraficantes, el crítico y determinante sector de la Fiscalía, la reingeniería espacial del Gobierno desde el amenazante promarciano Musk, entre otros demenciales personajes y carteras del manicomio imperialista), para hacer saber al mundo que Él es el dueño absoluto de la suprema voluntad de la potencia democrática superior del Mundo Libre y que ha sido dotado, por los locos electores racistas y de su misma catadura que hacen la gran mayoría de su nación, con la fuerza decisiva suficiente para hacer con ella cuanto se le dé la gana, y que será el resto del mundo, más allá del Estado imperial ‘americano’, el único que pueda frenar el holocausto global que eso significa. Porque al interior de la Unión Americana, por su parte, no hay ni se vislumbra alternativa. Ya el no menos desequilibrado anciano saliente de la Casa Blanca y una vez derrotado y aplastado en las urnas su Partido Demócrata o de más de lo mismo, ha decidido, en el colmo de una senilidad vengativa cuya única conciencia lúcida es que no tiene más futuro que el de unos pocos días postreros de ciego inútil, declarar la guerra a Rusia, autorizando al payaso ucraniano a usar misiles ‘americanos’ de largo alcance para que Putin abra fuego contra la OTAN y se arme el despelote atómico más anunciado y terminal de todos los tiempos.
SM