
Signos
No, no, no. Los pueblos originarios como totalidades explotadas en el curso de las eras y andares civilizatorios; los apostolados ecuménicos y los ‘bastones de mando’ por la defensa de los pobres y los marginados; las causas nobles y las militancias contra la desigualdad y el abuso y los racismos y clasismos y supremacismos; la angustia y el desaforado grito en calles y tribunas en favor de los derechos humanos; toda esa vorágine de almas pías y militancias moralizadoras y vindicativas, mientras más sonoras y adictas al propagandismo y el protagonismo, más negadas y enemigas y contrarias son a lo que la superación de un sistema de Justicia necesita, que es imparcialidad relativa, mesura, discreción, calidad ética probada y mérito acreditado en trayectorias sobresalientes en la academia y en los tribunales, y que los promotores de la reforma judicial mexicana decidieron, en la unilateralidad de sus criterios políticos y clientelares, hacer a un lado para privilegiar Juzgadores incondicionales a los grupos de poder del Estado y más defensores de ese sermoneo demagogo de la defensa de los indefensos intereses populares, que hará del Poder Judicial el más inservible de la historia.
SM