Informe de seguridad choca con la realidad en Quintana Roo

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CHETUMAL.- En el marco del Tercer Informe de Gobierno de Mara Lezama, el contraalmirante Julio César Gómez Torres, secretario de Seguridad Ciudadana, compareció ante la Comisión de Seguridad Ciudadana del Congreso local. Durante su exposición, el funcionario detalló cifras y programas que —según su versión— consolidan una estrategia integral contra la violencia y el crimen.

Sin embargo, las dudas sobre la eficacia real de estas acciones quedaron flotando en el recinto legislativo.

El secretario destacó que la política estatal sigue los lineamientos de la estrategia nacional de seguridad, enfocándose en seis ejes: prevención social de la violencia, inteligencia policial, uso de tecnología, transformación del sistema penitenciario, dignificación de la policía y coordinación interinstitucional.

A primera vista, la narrativa parece sólida, pero la brecha entre lo reportado en el informe y lo que los ciudadanos viven diariamente en las colonias de Chetumal, Cancún o Playa del Carmen sigue siendo evidente.

Uno de los puntos más enfatizados fue la llamada “dignificación policial”. Gómez Torres aseguró que después de más de una década sin promociones internas, se realizaron ascensos bajo criterios de transparencia. Además, informó que la plantilla operativa creció en 40 % y que se entregó nuevo equipamiento y uniformes. Incluso presumió la creación de la Universidad de Ciencias y Disciplinas de la Seguridad.

Sin embargo, colectivos ciudadanos han señalado que la falta de condiciones laborales y el bajo salario policial siguen siendo factores que alimentan la corrupción y la deserción.

En materia de prevención social, el secretario enumeró programas en escuelas, patrullas juveniles y campañas de género como los “Puntos Violeta”. Se habló de trabajo con comités vecinales y empresariales, así como de acciones contra la trata de personas. No obstante, la percepción ciudadana es diferente, pues los comités vecinales están abandonados y estas medidas se diluyen frente al incremento de delitos como la extorsión y el narcomenudeo, que golpean directamente a la economía popular y al sector turístico.

Uno de los apartados más llamativos fue el de tecnología y vigilancia. Según el funcionario, la red de cámaras del C5 superó ya las dos mil unidades, con software de reconocimiento facial, lectores de placas y análisis de Big Data. Sin embargo, la expansión tecnológica contrasta con colonias y comunidades donde persiste la ausencia de patrullaje básico. De poco sirven las herramientas de última generación si los reportes al 911 no reciben atención oportuna y los delincuentes siguen operando a plena luz del día, las patrullas llevan únicamente 20 litros de gasolina al día, y cuando se necesitan de las grabaciones del sistema de monitoreo casualmente no funcionaba esa cámara.

En cuanto a resultados operativos, la SSC presume más de dos millones de acciones en el último año, con más de 41 mil personas detenidas y una disminución en delitos de alto impacto como homicidio, secuestro y robo a transeúnte. Aun así, la estadística oficial no logra borrar la creciente desconfianza ciudadana, alimentada por hechos recientes de violencia en Cancún, ejecuciones en Playa del Carmen y levantones en la capital del estado. Las cifras parecen chocar con la realidad palpable en las calles.

El sistema penitenciario fue otro tema abordado. El funcionario reconoció el hacinamiento y la sobrepoblación como problemas estructurales, aunque aseguró que Quintana Roo escaló del lugar 31 al 16 en el diagnóstico nacional de la CNDH. A pesar de esta mejoría en papel, la reinserción social sigue siendo un reto mayor, pues en las cárceles persisten las denuncias de corrupción, autogobierno y violaciones a los derechos humanos. Además, los casos de acoso y abuso sexual a las y los trabajadores de los centros penitenciaros por parte de los mandos se encuentra al alza.

Finalmente, los diputados subrayaron los pendientes, frenar la extorsión que asfixia a comerciantes y empresarios, garantizar seguridad en zonas rurales y mejorar la percepción de seguridad entre la ciudadanía. La comparecencia dejó en claro que el discurso oficial se esfuerza por mostrar avances y logros, pero la población aún espera que esas cifras se traduzcan en un cambio real en su vida cotidiana. Mientras tanto, la violencia y la desconfianza siguen marcando el pulso de Quintana Roo.

Fuente: Ricardo Jesús Rivas/ CAMBIO 22

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