Crimen político e indolencia general

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Signos

Falta claridad y rotundidad en las condenas públicas a los gobernantes abusivos y a sus grupos políticos de depredadores constitucionales de los derechos de todos, y con más énfasis que a otros, a los que se proclaman representantes y partidarios de la regeneración moral, sean del Verde o del Morena infiltrado por el Verde y controlados ambos por el Niño Verde en Quintana Roo.

La entrega de las playas a los hoteleros voraces y a otros empresarios privados de la peor ralea turistera; la cancelación de accesos libres a la población violentando los términos constitucionales que garantizan en la ley dicho privilegio indiscriminado; ese tipo de flagrancias y reiteradas y convencionales arbitrariedades sólo es propio de pueblos avasallados e indefensos, y de autoridades espurias, delictivas y condenables, que más que con censuras mediáticas y políticas deben ser imputadas en procesos jurisdiccionales severos. Porque son traiciones y usurpaciones peores que todas las del pasado, por cuanto, además, se cometen desde la prédica de la pureza salvadora de la izquierda.

Y con mayor poder condenatorio y ejemplarizante debiera procederse en contra de esos delincuentes, si además forman parte del grupo de poder promotor de las consumadas violaciones a los mandatos constitucionales federales y locales para disponer, con entera impunidad legislada por ellos, de todo el sistema de Justicia del Estado (con una Fiscalía ‘autónoma’ a su merced y gracias a la cual y a las Policías que también dependen de ella el crimen organizado trafica y mata con entera impunidad), ahora con el epílogo de una operación criminal integral que, si bien ha sido objetada por la Presidencia de la República y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (emanada de una operación ‘democratizadora’ que la ha convertido en una Corte militante de la misma causa política hegemónica en el país), no ha sido condenada políticamente y de viva voz o de alguna otra manera notoria y explícita, ni por la jefa del Estado Nacional ni por las dirigencias de su partido, ese que, sometido al Verde en la Entidad caribe, tiene la hegemonía en ella; una postura presidencial y de las élites de su entorno partidista que no manifiesta sino complacencia y complicidad, y que servirá para que el grupo de poder del Niño Verde sólo supla al actual Presidente del Tribunal Superior de Justicia por otro igual o peor, y cuya alternativa bien parece que ya tenía considerada.

Crimen político organizado vil, el que despliega sus ínfulas en Quintana Roo, al amparo del presidencial y de la indolencia política y ciudadana local y nacional.

SM

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