Nicolás Durán de la Sierra
Por su importancia política, la noticia de la semana es la solicitud de la Fiscalía General de la República para quitar el fuero a Francisco García Cabeza de Vaca, el gobernador de Tamaulipas, para así poder procesarlo por delincuencia organizada y “lavado” de dinero, entre otros delitos. De la inminencia de tal petición, se sabía desde días atrás por informaciones periodísticas.
Como era previsible, la respuesta del acusado fue que se trataba de una embestida en su contra del presidente López Obrador y que los cargos eran inventados. Alega que la persecución se debe a sus opiniones contrarias a las del mandatario, aparte de ser un “ataque contra los gobernadores del PAN”, y no sólo contra él por lo que, dice, “la democracia está en peligro”.
Con evidente cautela, los senadores de Acción Nacional señalaron por Twitter que se trata de una persecución contra un opositor y que el asunto tiene clara intención electoral, pero dados los antecedentes del acusado, no fueron más allá. No obstante, fiel a su extravagancia, el expresidente Fox acusó, no al presidente, faltaba más, sino a su partido de ser “brutal, deshonesto y corrupto”.
Del expediente de la Fiscalía contra Cabeza de Vaca se sabía, por lo menos, desde diciembre pasado, luego de que su nombre figurase en el “caso Lozoya”, expediente donde el extitular de Pemex lo acusa de recibir millones de pesos por aprobar la Reforma Energética cuando fuera senador. Francisco Domínguez Servien, el hoy gobernador de Querétaro, está en el mismo caso.
De manera casi simultánea a la investigación mexicana, en Estados Unidos las policías federales, la DEA y el FBI, le abrieron expedientes por sus encuentros con Joaquín “el Chapo” Guzmán, preso en ese país por narcotráfico, así como por sus relaciones con Genaro García Luna, el exsecretario de Seguridad, hoy encarcelado en un penal mexicano de alta seguridad.
Si se quiere elucubrar, esta saga policial da para ello. El probable proceso contra este gobernador bien puede ser una advertencia sobre el riesgo de ligarse con el narco o, si se quiere, una táctica para asear la frontera norte, o acaso una forma de allanar la ruta de Alfonso Durazo hacia el Gobierno de Sonora… En fin, la saga policial da para el ejercicio de estas y otras quimeras.
Así pues, la petición de la Fiscalía a los diputados para desaforar al gobernador tamaulipeco, desde luego que repercutirá en el próximo proceso electoral y no en abono del PAN, pero el partido no puede fingir sorpresa pues, cual se dijo, se sabía del proceso desde hace dos meses. El escándalo de García Cabeza de Vaca era una bomba de tiempo y está a punto de estallar.