Signos
Parece que ha empezado de manera franca y abierta la campaña de derribo del líder de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal Ávila, desde las filas mismas del partido presidencial y de pertenencia del Diputado zacatecano, el Movimiento de Regeneración Nacional, y con el abanderamiento directo y sin atajos de dicha campaña de nadie menos que su sucesor en el mismo cargo de la Junta de Coordinación Política, o de gobierno, del Senado, Adán Augusto López Hernández. Una campaña con fuertes implicaciones en más de un ámbito político nacional, por cuanto supone la magnitud tanto de la influencia monrealista en un importante sector del partido en el poder presidencial, como de sus adversarios del frente más amplio del obradorismo claudista y que, además del propio Adán Augusto, pudiera incluir a la propia Presidenta Sheinbaum, con quien rivalizó de manera frontal por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México que entonces perdió, pero en cuya derrota y en cobro de cuentas contribuyó a hacer perder importantes territorios políticos que favorecieron a la oposición y debilitaron como nunca a la izquierda desde su ascenso gobernante en la capital mexicana, algo que jamás le perdonaron la Presidenta y el exPresidente y que, acaso, ahora le estén ajustando las cuentas a él, luego de haberlo utilizado para la consecución de propósitos tan decisivos como los de las reformas constitucionales que han incluido la del Poder Judicial y la aprobación de los presupuestos generales de la Federación. Y aunque la guerra antimonrealista puede agrupar al bando dominante y a los núcleos más duros y puros del obradorismo -que nunca y a pesar del tanto tiempo en las filas han considerado a Ricardo Monreal un verdadero correligionario y militante de la causa y más bien un advenedizo de hechuras priistas irrenunciables y utilitarias y elásticas entre sus indudables y experimentadas capacidades de negociación y el oportunismo para cobrarlas, sin renunciar a los corruptos modos de ser y de operar propios de su artificiosa y ambigua naturaleza ‘militante’-, aunque eso, la crisis puede suponer una fractura significativa en el obradorismo claudista, o el del segundo piso de la ‘cuarta transformación’, para lo que aún es muy temprano un vaticinio respecto de si se trataría de una operación cupular calculada para remover estructuras y desprender adhesiones inconvenientes, o de un movimiento que provoque afectaciones al propio liderazgo presidencial. Lo cierto es que las acusaciones francas de corrupción de Adán Augusto y por el nivel de su personalidad y su liderazgo y su cercanía a López Obrador -quien más de una ocasión llamara traidor a Monreal y lo invitara a irse del partido y a unirse a las calificadas por él como mafias opositoras y depredadoras del país-, advierten de lo que sería la primera gran ruptura dentro del partido presidencial invicto y ya sin el liderazgo presencial e inapelable de Andrés Manuel, y no se sabe si se trata de una también primera y estratégica sacudida de grupos indeseables para el saneamiento partidista y desde la fuerza claudista, o del primer signo elocuente de debilidad del movimiento y del grupo en el poder del Estado nacional. Pero si se trata de un golpe presidencial de mano o no, habrá de verse la nueva alternativa monrealista frente a la encrucijada que ahora se le pone enfrente. Porque el líder del Senado amenazó con la judicialización inmediata de la denuncia de malversaciones que hizo a toda voz en la tribuna parlamentaria (los “negocitos sucios”, los llamó). Y Monreal es de sobra conocido por sus habilidades para salir bien librado de los atolladeros capitales que ha enfrentado. Se trata, en definitiva, de dos pesos pesados en la arena del poder político nacional, de donde más parece que uno de los dos será sacado con los pies por delante. Pareciera que el Senador tabasqueño estaba más que preparado y dispuesto para la pelea, pero ¿lo estaba el Diputado zacatecano, con quien la Presidenta y el último exPresidente siempre han tenido un trato de conveniencias políticas mutuas pero no de afinidades ideológicas ni mucho menos de confianza y afectivas? ¿Tiene un proyecto alternativo de defección, de movilización y disidencia interna, o de avance propio fuera de la organización morenista y con perspectiva opositora? ¿Habría una rebelión parlamentaria en su contra o una en su favor y favorable a los opositores? ¿Qué tan sólidas son las evidencias de Adán Augusto y qué tanto lo es el poder de su ataque en favor de la unidad partidista, del saneamiento de la causa obradorista y del liderazgo presidencial claudista? ¿Y qué tan favorable o tan en contra de la Presidenta es este affaire de alto relieve en medio de las calamidades y amenazas que debe acometer a unos cuantos días de la llegada a la Oficina Oval del más procaz y petulante y antimexicano de los mandatarios eatadounidense? Porque consignando las circunstancias críticas del entorno presidencial, un zafarrancho parlamentario entre sus propias filas sería lo más indeseable y lo menos probable de suponer como medida política orquestada y consentida por la jefa de la nación en favor de sí misma. De modo que lo que venga perfilará en buena medida la consistencia del liderazgo claudista y de su mandato popular. ¿No estaba consensada entre todas las partes del morenismo, empezando por la presidencial, la partida presupuestaria autorizada por los diputados para el Senado contra la que ha protestado Adán Augusto de manera tan vigoroza? Monreal asegura que sí y que su par y correligionario estuvo de acuerdo. ¿Y entonces? ¿Adán Augusto ha operado del lado de la Presidenta? ¿Se tiene todo controlado o Claudia está metida en una guerra mayor y en el peor momento? Y en lo local, ¿qué viene? La Diputada caribe y aspirante a la próxima sucesión gubernamental, Marybel Villegas, es monrealista del primer circuito y recién fue alzada por Monreal a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, como también lo hizo el líder de la mayoría con su inseparable socio de gustos millonarios y helicópteros de lujo, el potentado jefe sindicalista Pedro Haces. Si lo de Adán Augusto es una estrategia conjunta y no una causa propia, el sector monrealista caribe, dentro del monrealismo general del país, no parece que pueda llegar a ninguna parte. ¿Quién tiene entonces la sartén por el mango en este escenario? ¿Ha sido la mejor hora del ataque a Monreal? Más allá de Adán Augusto, ¿para quién?…
SM