Cada vez que la tierra tiembla en California, los residentes no pueden evitar preguntarse si es el ‘Big One’, el San Andreas de 1906

Pinceladas

El grupo de sismos del pasado 5 de abril, que incluyó uno de magnitud 4.0 cerca de Inglewood, no ayudó mucho a calmar esos nervios. Los expertos dicen que el pánico no es necesario, pero la preparación nunca está de más. Esto es lo que sabemos sobre los últimos temblores de Los Ángeles. “Los primeros movimientos de tierra comenzaron a las 4:15 a.m., cuando se produjeron tres sismos cerca de Inglewood: uno de magnitud 2.1, otro de 2.4 y un tercero de 3.0, todos a unas tres millas entre sí, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés). El sismo más grande, de magnitud 4.0, se produjo cerca de Inglewood a las 4:44 a.m. y se sintió en todo el sur de California. Los residentes cercanos describieron fuertes sacudidas, con reportes de algunos libros y marcos de fotos cayendo de los estantes…”, narraba la periodista Hayley Smith del ‘Los Angeles Times’.

Santiago J. Santamaría Gurtubay

En 24 horas, más de 80 réplicas sacudieron el área de Inglewood y Lennox, según el USGS. Aunque eso parece mucho, no es motivo de alarma, señaló el geofísico Don Blakeman del Centro Nacional de Información de Terremotos del USGS en Colorado. ‘No produce señales de alarma’, dijo Blakeman. ‘No es inusual tener un grupo de terremotos casi todos pequeños’. Cuanto más grande es el sismo, más duran las réplicas, señaló Blakeman. El terremoto de magnitud 7.1 en Ridgecrest de 2019 todavía produce algunas ocasionalmente. La mayoría de las réplicas en el área de Inglewood hasta ahora han tenido una magnitud menor a 2.0. ‘Un grupo como este no necesariamente indica que va a suceder algo grande y terrible, pero siempre hay una pequeña, mínima posibilidad, ya que en realidad no podemos predecir terremotos’, explicó Blakeman. ‘No podemos decirle con certeza qué va a pasar’. El impacto principal fue “bastante profundo para California”, a unas 12 millas de fondo, indicó Paul Caruso, geofísico del Centro Nacional de Información sobre Terremotos del USGS. Caruso señaló que los terremotos en el área de Los Ángeles suelen tener una profundidad de aproximadamente tres millas. Pero 12 millas está lejos de ser lo más hondo; los terremotos en Fiji y en otros lugares pueden llegar a tener una profundidad de 300 millas. “Cuanto más profundo es el terremoto, menos fuerte lo siente la gente, porque están potencialmente más lejos de donde se libera la energía”, expuso Caruso. Poco después del sismo, la experta Lucy Jones escribió en Twitter que el terremoto de 4.0 probablemente no se produjo en una falla mapeada porque tenía un mecanismo de empuje.

Robert Graves, un geofísico investigador del Centro de Ciencias de Terremotos del USGS, con sede en Pasadena, explicó: “La falla de Newport-Inglewood, la más cercana al terremoto del lunes, es una falla de deslizamiento, lo que significa que los dos lados se mueven lateralmente durante un temblor. Este sismo tuvo un mecanismo de empuje, que ocurre cuando el movimiento de una falla se desliza sobre otra”. “Basado en eso, aunque estaba muy cerca de la falla de Newport-Inglewood, parece que probablemente esté en una estructura de falla subsidiaria, o algún tipo de estructura de falla secundaria”. Una forma sencilla de entenderlo es imaginar una rajadura en el parabrisas de un automóvil. “Puede haber una gran rajadura principal, pero podría haber pequeñas aberturas secundarias aquí y allá”, señaló Graves, “y ese es el tipo de falla en la que probablemente se encuentre”.

Existe una probabilidad superior al 90% de que en las próximas tres décadas se produzca un terremoto de más de 7 grados

Los animales a veces pueden sentir cuándo está a punto de producirse un temblor. Las primeras ondas que llegan de un sismo, las ondas P, son las más rápidas. Las ondas S, las subsecuentes, son las que provocan el temblor. Esto podría explicar por qué algunos animales y personas parecen sentir que algo anda mal momentos antes de que comience el movimiento de tierra. “A veces, lo que sucede, especialmente con los perros, es que la primera onda P es muy débil, pero en ocasiones se puede sentir”, señaló Blakeman. “Y luego lo que percibes como el terremoto es realmente la próxima serie de ondas que llegan”. Incluso si no sintió este pequeño terremoto, nunca se sabe cuándo va a golpear el Grande. Prepárese siguiendo nuestra guía de cinco pasos de preparación para terremotos y construyendo un equipo de emergencia. “Suena como un disco rayado, pero es cierto”, señaló Graves. “Tome esto como un recordatorio de que hay fallas activas y que ocurrirán grandes terremotos. Hay que estar preparado”.

‘San Andreas’ es una pesadilla que no deja dormir a muchos vecinos en la costa oeste de Estados Unidos, saben que tarde o temprano llegará otro ‘gran terremoto’, como el de 1906; no es una línea continua, sino un sistema de fallas que se extiende a lo largo de 1,200 kilómetros, empieza en el Salton Sea, en la frontera con México, donde han sido los últimos sismos; después abraza Los Ángeles y continúa paralelo a la costa, atraviesa la bahía de San Francisco y llega hasta Eureka, en el norte californiano, todo el Estado está en riesgo; películas como ‘Terremoto: La Falla de San Andrés’ sirven para recordar a los 38 millones vecinos de esta área sísmica que deben prepararse para la inevitabilidad de un gran movimiento telúrico; los sismólogos creen que existe una probabilidad superior al 90% de que en las próximas tres décadas se produzca un terremoto de más de 7 grados de intensidad… Los terremotos en el sur de California no deberían ser noticia. Esta zona del mundo registra alrededor de 10,000 temblores al año, la mayoría imperceptibles.

Se registró en 1994 uno de los terremotos más destructivos de California, provocó 57 muertos y destruyó varias autopistas

En julio de 1999, el terremoto más intenso en 20 años en el sur de California hizo temblar toda el área de Los Ángeles. Con una magnitud de 6.4 tuvo su epicentro en un área poco poblada del desierto de Mojave, a unos 240 kilómetros al noreste de la ciudad angelical. En Las Vegas, en el estado de Nevada, a más de 200 kilómetros hacia el este, la tierra tembló. Una hora después se habían contabilizado hasta 11 réplicas, llegándose, posteriormente a las 50, algunas de magnitud superior a 4.0. Se trató del terremoto más importante que se haya sentido en las grandes ciudades de California desde el que afectó Napa con una magnitud de 6.0, que sacudió todo San Francisco de madrugada en 2014. En los alrededores de Ridgecrest (28,000 habitantes) se registraron varios incidentes como consecuencia del terremoto, pero no hubo daños personales. El Departamento de Bomberos del condado de Kern, donde se localizó el epicentro, informó en Twitter de que estaba atendiendo dos docenas de incidentes, desde asistencia médica hasta al menos dos incendios en viviendas. El Departamento también confirmó que al menos 15 pacientes habían sido evacuados del hospital regional como medida de precaución.

Ninguna ciudad había comunicado a mediodía daños en las infraestructuras críticas como aeropuertos o autopistas. En el condado de San Bernardino se produjeron algunas roturas de cañerías y se cayeron algunos postes de la luz, según la oficina del sheriff. Inmediatamente informativos y redes se llenaron de señales de alarma en la mañana de la Fiesta Nacional de Estados Unidos, cuando la mayoría de las casas preparan barbacoas. La última vez que esta zona sintió un terremoto de una magnitud parecida fue en 1994, en Northridge, al norte de la ciudad. Se registró uno de los terremotos más destructivos de California: provocó 57 muertos y destruyó varias autopistas. La cultura popular de Los Ángeles calcula que hay un gran terremoto cada dos décadas.

La sismóloga Lucy Jones de la Universidad Tecnológica de California, en Pasadena, tuiteó que no se trataba de la falla de San Andrés

El sur de California es una de las zonas sísmicas más activas del mundo. Hay miles de terremotos al día, la mayoría de ellos imperceptibles. California lleva años preparándose para el llamado Big One, el gordo, que sería un terremoto en la falla de San Andrés. Se trata de una falla gigante que recorre desde la frontera con México, en vuelve la ciudad de Los Ángeles y pasa por San Francisco. La sismóloga Lucy Jones, de la Universidad Tecnológica de California en Pasadena, tuiteó poco después de uno de los muchos sismos que no se trataba de la falla de San Andrés. La aclaración es pertinente porque la preocupación popular es que cualquiera de estos terremotos pueda provocar un movimiento en la falla que desencadene el big one. La falla de San Andrés tiene tensión acumulada para provocar un terremoto en cualquier momento entre ahora mismo y los próximos 100 años. El terremoto se produjo muy cerca de la superficie, explicó Jones en una conferencia de prensa, lo que explica que se sintiera tan lejos del epicentro. Jones dijo que el temblor probablemente ha producido una ruptura en la superficie. Una hora después del terremoto los sismólogos aún no habían llegado a Ridgecrest para comprobarlo. Jones añadió que la magnitud en la zona de Los Ángeles había sido alrededor de 3.0, por lo que era “extremadamente improbable” que hubiera daños en estructuras.

El hecho de que se trate de una zona tan poco poblada permitió limitar los daños. El epicentro está muy retirado de las grandes ciudades de California, rodeado de áreas despobladas como el desierto de Mojave y los parques nacionales de Sequioia y Death Valley. A pesar de la ausencia de daños, desató la inquietud en toda la zona de Los Ángeles porque hace años que no se siente ninguno con esta intensidad. Jones advirtió de que habrá réplicas a lo largo del día. “Vamos a ver más réplicas. Hay una alta probabilidad de que haya una que llegue a magnitud 5.0 esta tarde”, advirtió Jones. “Este terremoto es normal” en términos históricos, recordó Jones. “Si te mudaste al sur de California en los últimos 10 años has vivido una época extremadamente tranquila en los que se refiere a terremotos”. Pero si se producen todos en una semana y en el mismo sitio, los expertos se ponen alerta. Eso sucedió cuando se registraron más de 200 sismos en el Salton Sea, un lago en el extremo sur de California, en el valle de Coachella, cerca de la frontera con México. Se trató de la mayor actividad registrada en el lugar desde que hay sensores y ha provocado una alerta inquietante que ha durado siete largos días. Durante estas jornadas esta noticia fue opacada por el paso del huracán Matthew por Jamaica, República Dominicana, Haití, Cuba, Estados Unidos…, provocando muerte y destrucción. La zona del Salton Sea está justo al final de la falla de San Andrés. Los movimientos en esa zona hacen cosquillas a la gran falla, por así decirlo. Entre los temblores que comenzaron hubo tres que superaron la magnitud 4. La oficina de Emergencias del gobernador emitía un comunicado pidiendo a todas las instituciones y californianos que estuvieran alerta ante la posibilidad de un gran terremoto, algo que no ha pasado en esa zona de la falla en 300 años. El Ayuntamiento de San Bernardino, por ejemplo, decidió cerrar sus instalaciones. Con el paso de las horas y los días, fue decreciendo las posibilidades de que esa actividad provoque un movimiento en la falla que desatara un gran terremoto en Los Ángeles. La alerta fue levantada. Pero los datos pusieron una vez más de relieve la fragilidad de la zona y, sobre todo, la evidencia de que ese gran terremoto tiene que pasar en algún momento.

La posibilidad de un gran terremoto, una constante en la vida de los angelinos y una estupenda fuente de entretenimiento para Hollywood

Una de las primeras cosas que se aprenden al mudarse al sur de California es que, según la sabiduría popular, Los Ángeles sufre un gran terremoto con víctimas cada 20 años. Y el último fue hace 22. La posibilidad de un gran terremoto, el llamado ‘Big one’, con origen en la falla de San Andrés y consecuencias devastadoras para los valles que forman Los Ángeles, es una constante en la vida de los angelinos y una estupenda fuente de entretenimiento para Hollywood. Tener un equipo de supervivencia y un plan para terremotos (por ejemplo, tener ya hablado con tu familia dónde te vas a encontrar) es habitual en casas y en colegios. “No es una cuestión de si pasará, sino de cuándo pasará”. Esta frase la dice hasta el alcalde de la ciudad. No hay nada que se pueda hacer. Cada uno de esos pequeños sismos tiene un impacto en la falla de San Andrés, hasta que un día se mueva. El año pasado, el Ayuntamiento publicó un informe aterrador sobre las consecuencias que el terremoto tendría para la ciudad y urgió a los ciudadanos a revisar las casas más antiguas e invertir en arreglos para hacerlas más resistentes.

El inicio de esta campaña municipal de concienciación coincidía con el 25 aniversario del terremoto de Northridge, en enero de 1994. Murieron alrededor de 60 personas en el Valle de San Fernando al caerse estructuras débiles de edificios de apartamentos. Dos de las autopistas que cruzan la ciudad fueron cerradas por daños y Los Ángeles vivió días de caos. La experta sismóloga Lucy Jones, que lideró el equipo que redactó el informe, advertía en conferencias por toda la ciudad de que aquello fue en una época sin móviles y sin Internet. No sabemos las consecuencias de un terremoto como aquel para una economía dependiente de las telecomunicaciones. No ha pasado aún. El terremoto de Northridge fue de 6.7 y duró 10 segundos. El ‘Big one’ más plausible podría ser de 7.8 y durar alrededor de un minuto. La falla de San Andrés no es una línea continua, sino un sistema de fallas que se extiende a lo largo de 1,200 kilómetros. Empieza en el Salton Sea, en la frontera con México, donde han sido los sismos. Después abraza Los Ángeles por el este y el norte de la ciudad y continúa paralelo a la costa. Atraviesa la bahía de San Francisco y llega hasta Eureka, en el norte del California. Todo el Estado está en riesgo si se activa la falla.

Sistema de alertas de terremotos para los ciudadanos tengan unos pocos segundos de aviso, determinantes para salvar vidas

Recientemente, el gobernador de California aprobó una ley que establece la estructura administrativa para que haya un sistema de alertas de terremotos en el Estado. El sistema lo formarán unos sensores que detectarán las primeras ondas de un terremoto y lo enviarán a un centro de emergencias que a su vez enviará una alerta a móviles. El terremoto llega de todas maneras. Pero, por ejemplo, si el terremoto empieza en la frontera con México, los habitantes de Los Ángeles tendrían unos pocos segundos de aviso antes de que llegara, que son determinantes para salvar vidas. Unos 10,000 terremotos se registran al año en el sur de California, la mayoría imperceptibles. Solo salen en las noticias locales si caen en zonas muy pobladas, como la anécdota del día. El último gran terremoto de Los Ángeles se produjo el 17 de enero de 1994, en Northridge, al norte de la ciudad. Murieron más de sesenta personas, se perdieron 49,000 viviendas y el hundimiento de las infraestructuras paralizó la ciudad durante semanas. El grande será un terremoto en la parte sur de la falla de San Andrés, que recorre el desierto como una cicatriz. Esa parte de la falla se mueve de forma significativa una vez cada 150 años. La última fue en 1857 (terremoto de Fort Tejon). Por ese lado, la estadística no ayuda. La parte norte se movió en 1906 y provocó el famoso terremoto que devastó San Francisco, uno de los mayores desastres naturales en pérdida de vidas humanas (más de 3,000 muertos) de la historia de EE UU.

En el vigésimo quinto aniversario de Northridge, el Ayuntamiento de Los Ángeles presentó el primer estudio oficial sobre las posibles consecuencias de ‘The Big One’. Aquel terremoto fue de magnitud 6.7 y duró siete segundos. El grande será de al menos 7.8 y durará unos dos minutos. Los expertos prevén 1,800 muertos. El estudio sirvió para lanzar un programa municipal de financiación de obras de refuerzo en miles de casas de los años veinte y treinta. Nadie sabe cuánto tiempo hay para preparar esas casas. Los Ángeles sufre un gran terremoto más o menos cada 20 años. Pero si el último fue en 1994, es algo asumido en la ciudad que estamos pasados de fecha. El científico titular del Instituto Geológico y Minero de España Miguel Ángel Rodríguez explicaba semanas atrás las características del terremoto de 6.2 grados que había azotado el centro de Italia. El seísmo, que dejó al menos 250 fallecidos y numerosos daños materiales, ha sido superficial, una circunstancia que agrava las consecuencias de estos fenómenos. Rodríguez afirma que con la tecnología disponible hasta la fecha las posibilidades de predecir un terremoto no existen, pero sí puede determinarse con exactitud en qué zonas se producirán y con qué intensidad. La región del centro de Italia es precisamente una de estas áreas propicias a los seísmos. 

Un tsunami bíblico se adentra en la bahía de San Francisco, engullendo a su paso el icónico puente Golden Gate, en la película ‘San Anderas’

La falla de San Andrés recorre California de norte a sur a lo largo de 1,300 kilómetros. La tierra ruge y los rascacielos del distrito financiero de Los Ángeles se desmoronan, atrapando a miles de personas bajo sus escombros. Un tsunami de proporciones bíblicas se adentra en la bahía de San Francisco, engullendo a su paso el icónico puente Golden Gate, antes de arrasar la ciudad californiana. Estos son dos de los terroríficos escenarios que presentaba ‘San Andreas’, película de Brad Peyton, protagonizada por Dwayne ‘la Roca’ Johnson, que se estrenó en 2015 en los cines de todo el mundo, incluidos los de Cinepolis en el Malecón Las Américas, donde la vi. Su argumento gira en torno a las devastadoras consecuencias de un potente terremoto en la famosa falla que da nombre al filme y que lleva el caos y la destrucción de la costa oeste estadounidense. Se trata de una premisa pensada para el disfrute de los amantes del cine de catástrofes, aunque cuando se habla de terremotos, la línea que separa realidad de ficción es demasiado delgada.

Aunque los expertos no creen que este enjambre sísmico de las últimas horas vaya a ser detonante del temido sismo de gran magnitud conocido como ‘Big One’, las autoridades recordaron a la población que debe estar preparada para los temblores. Científicos presentaron en California un proyecto para desarrollar un sistema de alerta temprana. Esto se une a los hallazgos de los científicos que asistieron a la Conferencia Nacional de Terremotos y que advirtieron que la sección sur de la falla de San Andrés está “cargada y lista” para provocar un gran temblor. Además, un estudio realizado por la Universidad de Hawái señaló que la falla de San Andrés se está moviendo verticalmente. Según la investigación, publicada en la revista Nature Geoscience, se trata de un movimiento constante y a gran escala, aunque muy sutil, de tan solo unos 2 milímetros al año. Lo interesante de dicho informe es que es la primera vez que se han podido detectar movimientos verticales.

Impacto directo en Los Ángeles, 2,000 personas morirían, habría 50,000 heridos, los daños materiales, 200,000 millones de dólares

La falla de San Andrés, que recorre California de norte a sur a lo largo de 1,300 kilómetros y que delimita la placa norteamericana de la placa del Pacífico, es una de las más estudiadas del planeta, ya que en su práctica totalidad se encuentra sobre la superficie terrestre. Fue la causante del devastador terremoto de 7.8 grados que destruyó gran parte de San Francisco en 1906, provocando la muerte de más de 3,000 personas. Aunque la extrema premisa de ‘San Andrés’ tiene más de ciencia ficción que de escenario real, lo cierto es que esta superproducción de Hollywood fue un recordatorio de que, tarde o pronto, la falla volverá a quebrarse y los más de 38 millones de personas que viven en sus inmediaciones tienen que estar preparadas. Un terremoto en la sección sur de la falla de San Andrés tendría un impacto directo en Los Ángeles, la segunda ciudad más poblada de EE.UU. La que más preocupa a los científicos es la sección sur de la falla, en la que no se ha producido un sismo en cerca de 300 años, pese a que los registros geológicos indican que es la causante de un gran terremoto con una periodicidad de unos 150 años.

Los cálculos más conservadores apuntan a que, de producirse un temblor de magnitud 7.8 en la escala de Richter en esa sección -que tendría un impacto directo en Los Ángeles- cerca de 2,000 personas morirían y habría más de 50,000 heridos. Los daños materiales superarían los 200,000 millones de dólares. “La información con la que trabajamos los científicos indica que el extremo sur de la falla de San Andrés es en la que es más probable que se produzca un gran terremoto en los próximo 30 años”, señala a BBC Mundo Jennifer Andrews, sismóloga del Instituto de Tecnología de California (Caltech).

Nuevas regulaciones obligaron a que se reforzaran estructuras construidas con concreto, muchas albergan escuelas y hospitales

Según explica Andrews, “la parte media de la falla se rompió hace unos 160 años y la parte norte en 1906, provocando el terremotos de San Francisco”. “La parte sur de la falla no se ha quebrado en cerca de tres siglos y sabemos que durante este tiempo la tensión se ha ido acumulando”. La experta del Caltech señala que “en el pasado los terremotos en California tuvieron un impacto limitado porque la densidad de población de ese territorio era muy baja. Hoy en día las cosas serían muy diferentes ya que en zonas como el sur de California viven millones de personas”. Un gran terremoto en el sur de California destruiría servicios básicos como el agua, la electricidad o el transporte. “El impacto de un gran terremotos sería importante. Destruiría muchos edificios y provocaría la pérdida de servicios básicos como el agua, la electricidad o el transporte”. “En las últimas décadas se ha trabajado para hacer que una ciudad como Los Ángeles sea más segura para enfrentar un gran terremoto, pero hay muchas construcciones que se levantaron antes de los años 70, cuando se introdujeron nuevas regulaciones sísmicas”.

Los científicos creen que un gran terremoto en la falla de San Andrés ocurrirá en los próximos 30 años. Andrews señala además que en el sur de California hay más de 300 fallas y existe el temor de que un gran terremoto en la falla San Andrés haga que estas también se quiebren, provocando un daño todavía mayor. La experta de Caltech cree que películas como ‘San Andrés’ sirven para recordarle a los habitantes de la costa oeste de EE.UU. que se trata de un área de alta actividad sísmica, “por lo que deben prepararse para la inevitabilidad de un terremoto”.

¿Qué haremos ahora?, se pregunta el ‘chico’ de la película en el film de Brad Peyton, ‘San Andreas’ (Terremoto: La Falla de San Andrés)

‘San Andreas’ estremeció los cines de Cancún y Riviera Maya. Un tsunami de proporciones bíblicas se adentra en la bahía de San Francisco, engullendo a su paso el icónico puente Golden Gate, antes de arrasar la ciudad californiana. Estos son dos de los terroríficos escenarios que presenta ‘San Andrés’. ¿Qué haremos ahora?, se pregunta el ‘chico’ de la película, Dwayne Johnson. ‘San Andreas’ (conocido en Latinoamérica como Terremoto: La Falla de San Andrés) es un film de desastres, de acción y aventura estadounidense, dirigido por Brad Peyton y escrita por Allan Loeb, Carlton Cuse, Carey Hayes y Chad Hayes, basado en el guión original de Jeremy Passmore y Andre Fabrizio. La película está protagonizada por Dwayne Johnson, Kylie Minogue, Carla Gugino, Alexandra Daddario, Paul Giamatti y Colton Haynes. La fotografía principal de la película comenzó el 22 de abril de 2014 en Australia y concluyó el 27 de julio en San Francisco.

Su argumento gira en torno a las devastadoras consecuencias de un potente terremoto en la famosa falla que da nombre al filme y provoca el caos y la destrucción de la costa oeste estadounidense. Se trata de una premisa pensada para el disfrute de los amantes del cine de catástrofes, aunque cuando se habla de terremotos, la línea que separa realidad de ficción es demasiado delgada. Tanto es así que tras el sismo ocurrido en Katmandú, en el Nepal del Everest, que causó la muerte de casi 10,000 personas, el estudio Warner Brothers decidió modificar la campaña de promoción de la película, incluyendo información sobre cómo proporcionar ayuda humanitaria a la nación asiática y sobre cómo prepararse para cuando la tierra tiembla. Aunque la extrema premisa de ‘San Andreas’ tiene más de ciencia ficción que de escenario real, lo cierto es que el estreno de esta superproducción de Hollywood es un recordatorio de que, tarde o pronto, la falla volverá a quebrarse y las más de 38 millones de personas que viven en sus inmediaciones tienen que estar preparadas.

“Va a ser difícil que Emergencia pueda ayudar a todo el mundo, los ciudadanos han de valerse por sí mismos durante al menos 72 horas”

“Los que no están preparados son los ciudadanos y los negocios privados”, señala la experta, quien atribuye este hecho a que hace tiempo que no ocurre un terremoto de importancia en California, “lo que ha vuelto a la gente complaciente”.  Los sismólogos creen que tanto en el sur de California como en la región de la Bahía de San Francisco existe una probabilidad superior al 90% de que en las próximas tres décadas se produzca un sismo de más de 7 grados de intensidad. “La gente no quiere pensar en algo como un terremoto y sólo empiezan a preocuparse cuando lo viven en carne propia”, asegura Kelly Huston, subdirector de la Oficina de los Servicios de Emergencia de California (OES, por sus siglas en inglés). Hicimos un estudio hace tres años para saber cuán preparada está la población de California para enfrentar un gran terremoto y concluimos que menos de la mitad de los californianos han tomado las precauciones necesarias. Eso es muy preocupante. La complacencia del público es muy preocupante”. Con el objetivo de preparar un plan de respuesta ante un sismo de dimensiones catastróficas, la OES pidió al Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) que planteara un escenario en el que un terremoto de 7.8 grados originado en la Falla de San Andrés golpeara el sur de California.

Las conclusiones de los expertos del USGS fueron contundentes. Además de causar más de 2,000 muertos y decenas de miles de heridos, un sismo de estas características afectaría gravemente las principales vías de comunicación de la zona, además de interrumpir el suministro de agua y electricidad. A ello habría que sumar la destrucción de cientos de miles de edificios, muchos de ellos a causa de los incendios que se originarían por la rotura de las cañerías de gas y la caída de los postes eléctricos. “Sabemos desde hace tiempo que en California ocurrirá un gran terremoto que tendrá un efecto devastador. Por eso hemos elaborado planes exhaustivos para responder a un evento de esta magnitud”, explica Kelly Huston. Huston cree que lo más importante es que la gente planee qué va a hacer después del terremoto, ya que “va a ser difícil que los servicios de emergencia puedan ayudar a todo el mundo” por lo que “los ciudadanos han de poder valerse por sí mismos durante al menos 72 horas”.

En los próximos 50,000 años la Península de Baja California se separará de México y, convertida en una isla, se desplazará hacia el norte

“No tendremos ni los recursos ni el personal suficientes, ya que nos enfrentaremos a un desastre nunca antes visto”, señala el experto. Huston cree que con una mayor inversión se podría planificar mejor la respuesta ante una catástrofe de este tipo, aunque se muestra realista. “Las finanzas de California no pasan por su mejor momento así que hemos de trabajar con lo que tenemos para desarrollar los mejores planes a nuestro alcance”. El experto insiste en que son los ciudadanos los que deben hacer todo lo posible para estar preparados, adquiriendo equipos de emergencia y suministros de agua y comida, y reforzando las estructuras de sus casas. “Prepararse para un terremoto es mucho más fácil de lo que parece y es algo que no se puede retrasar. No sabemos cuándo golpeará el próximo gran terremoto”.

La Falla de San Andrés (en inglés: San Andreas Fault) es una falla geológica situada en una gran depresión del terreno en un área límite transformante, con desplazamiento derecho entre la Placa Norteamericana y la Placa del Pacífico. Esta falla transformante es famosa por producir grandes y devastadores terremotos. Tiene una longitud de aproximadamente 1,286 kilómetros y pasa a través del Estado de California, en Estados Unidos, y de Baja California, en México. El sistema está compuesto por numerosas fallas o segmentos. El sistema de fallas de San Andrés termina en el Golfo de California. Debido a que la Placa del Pacífico penetra por el Golfo de California y hacia el norte de la Falla de San Andrés, en los próximos 50,000 años la Península de Baja California se separará de México y, convertida en una isla, se desplazará hacia el norte. Se calcula que llegará frente a Alaska en unos 50 millones de años. El deslizamiento lateral medido en el sector central de la falla es de unos 25 milímetros al año, mientras que en otros, más alejados de la misma, llega a los 30 milímetros, lo que podría indicar una acumulación de deformación elástica en la zona de la falla. Se considera que la Península de Baja California se formó por esta falla, la cual abarca hasta la franja costera de Guerrero, desde el corte esquemático de la zona de succión. Este mismo proceso está moviendo a la ciudad de Los Ángeles en dirección hacia la Bahía de San Francisco (ambas están en lados iguales de la falla) a una velocidad de unos 4.5 centímetros  por año. Este no puede ser percibido a simple vista, pero ha ocasionado numerosos daños a obras de ingeniería como acueductos, carreteras y ranchos.

En geología, una falla es una fractura en el terreno a lo largo de la cual hubo movimiento de uno de los lados respecto del otro. Las fallas se forman por esfuerzos tectónicos o gravitatorios actuantes en la corteza. La zona de ruptura tiene una superficie ampliamente bien definida denominada plano de falla, aunque puede hablarse de banda de falla cuando la fractura y la deformación asociada tienen una cierta anchura. Cuando las fallas alcanzan una profundidad en la que se sobrepasa el dominio de deformación frágil se transforman en bandas de cizalla, su equivalente en el dominio dúctil. El ‘fallamiento’ (o formación de fallas) es uno de los procesos geológicos importantes durante la formación de montañas. Asimismo, los bordes de las placas tectónicas están formados por fallas de hasta miles de kilómetros de longitud.

@SantiGurtubay

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