Felipe vive en el departamento número 16 del edificio F, en la avenida López Portillo, de Cancún. Todos los días, cuando llega de trabajar, tiene que rogarle a la suerte para encontrar un cajón para estacionarse, si es que sus vecinos no le ganaron uno.
¿La razón? En donde vive, existen 98 departamentos, pero solamente existen 25 cajones de estacionamiento. Y 68 de sus vecinos tienen al menos un automóvil, por lo que todos los días uno de cada tres inquilinos tendrá que dejar su automóvil en una calle cercana (si bien le va), exponiendo al peligro su patrimonio.
Esta situación es común en Cancún, donde en total existen 348 condominios o edificios departamentales (sin contar las imponentes torres turísticas de la Zona Hotelera) con casi 13 mil 9 mil 920 departamentos, pero solamente 3 mil 280 cajones de estacionamiento, de acuerdo al PDU más reciente de esa ciudad turística.
Esto a pesar de que el Reglamento de Construcción y el Programa de Desarrollo Urbano del Municipio de Benito Juárez, especifica que las constructoras debieron garantizar que por cada vivienda, debe existir un cajón de estacionamiento.
Pero la corrupción de las diferentes administraciones municipales ha permitido que las grandes constructoras maximicen sus ganancias ocupando el 80 por ciento de los espacios para pequeños departamentos, dejando solamente un 10 por ciento para estacionarse.
Podrá sonar a un tema trivial e incluso insignificante, pero lo cierto es que este problema afecta a más de 10 mil familias de Cancún, quienes todos los días deben “pelear” con sus vecinos por un lugar seguro para dejar sus automóviles.
Algunos, incluso han optado por adueñarse del espacio, “apartándolo” con cintas, cuerdas, botes rellenos de cemento, hasta pequeños tinglados para cuidar su patrimonio.
Es solo una prueba más de que Cancún creció sin forma y sin ley.