Casi 30 millones de personas estaban confinadas en China el martes (15.03.2022) ante el mayor brote de COVID-19 en dos años, que llevó a las autoridades a realizar pruebas masivas a una escala que no se había visto desde el inicio de la pandemia.
El país reportó el martes 5.280 casos positivos en las últimas 24 horas, la cifra más elevada desde la primera ola de la pandemia a principios de 2020, según datos de la Comisión Nacional de Salud (CNS). Al menos 13 ciudades chinas enfrentan confinamientos totales y varias otras tienen cierres parciales.
Mediante draconianas restricciones, el país consiguió contener las infecciones después de la primera ola a finales de 2019 en la ciudad de Wuhan, pero enfrentó recientemente múltiples brotes vinculados a la llegada de la variante ómicron.
El martes es el sexto día consecutivo en que el balance de casos diarios supera el millar de contagios. Las cifras son pequeñas si se comparan con las de otros países, pero bajo la estrategia china de “cero Covid” hasta el brote mínimo es enfrentado con medidas severas.
La provincia nororiental de Jilin fue la más golpeada, con más de 3.000 casos el martes, según la CNS. La capital provincial de Changchum, con nueve millones de habitantes, así como otras ciudades, permanecen bajo órdenes de permanecer en casa.
El gobernador de Jilin prometió hacer todo lo posible para “alcanzar el cero Covid comunitario en una semana”, informó la prensa estatal.
También fue confinada la metrópolis tecnológica de Shenzhen (sur), con 17 millones de habitantes, situada a las puertas de Hong Kong.
Estas medidas provocaron el cierre de numerosas fábricas en la ciudad, entre ellas la del gigante taiwanés Foxconn, el principal suministrador de Apple.
gs (afp, ap)