Las recientes invitaciones hechas por el presidente de la República a los aún mandatarios de Sinaloa y Nayarit, Quirino Ordaz y Antonio Echevarría, respectivamente, para que formen parte de su proyecto de Gobierno federal, causaron diversas reacciones en el medio político, tanto por el hecho de que ambos fueron postulados a la gubernatura por partidos de la oposición, como por las acciones que éstos llevaron a cabo durante sus administraciones. Detractores como Jesús Zambrano, del PRD, aseguran que, por ejemplo, con la próxima llegada del sinaloense a la Embajada de México en España Andrés Manuel estaría pagando al crimen organizado por la entrega de la gubernatura al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en los comicios del pasado 6 de junio. Ambos gobernadores han sido acusados de alguna u otra forma parte de colaborar con los cárteles de la droga, debido a que ambos Estados son estratégicos para el trasiego de drogas, aunque en realidad los presuntos nexos nunca han sido comprobados. Sin embargo, sí hay diferencias en la manera en que la están dejando a sus entidades, a pesar del buen trabajo que Andrés Manuel asegura han hecho ambos. Con estas inesperadas invitaciones, el Ejecutivo Federal estaría preparando el terreno para una posible alianza con los partidos de oposición, principalmente con el PRI, luego de que en los comicios pasados las victorias del Morena y sus aliados no fueron suficientes para lograr la mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Un eventual acuerdo con el partido “menos opositor” al proyecto de la Cuarta Transformación ayudaría a que las próximas iniciativas del presidente puedan ser aprobadas sin mayores contratiempos. Y tampoco se puede descartar que se puedan dar más invitaciones a los mandatarios que dejarán los cargos el próximo año, sobre todo aquellos que, a pesar de los colores de partido, se han destacado por ser colaboradores de la ‘4t’, como es el quintanarroense Carlos Joaquín González.
Javier Ramírez
En su más reciente gira por la República mexicana, el presidente Andrés Manuel López Obrador sorprendió a varios cuando al visitar Sinaloa y Nayarit invitó a sus respectivos gobernadores, el priista Quirino Ordaz y el panista Antonio Echevarría, a formar parte de su equipo de trabajo en el Gobierno federal una vez que dejen el cargo en las próximas semanas.
Ambos, dijo el jefe del Ejecutivo federal, hicieron un buen trabajo en sus entidades, por lo que los incluirá en su administración para que sigan trabajando por los ciudadanos.
Sin embargo, mientras Quirino Ordaz se ubica como uno de los gobernadores mejor calificados en el país, el nayarita se ubica entre los peores, debido al incremento de, específicamente, la violencia en contra de las mujeres y la corrupción en lo que fue su cuatrienio. Aun así, el presidente Andrés Manuel aseguró que fue capaz de devolver la tranquilidad a su Estado.
Destacada administración en Sinaloa
La tarde del pasado 10 de septiembre, mientras supervisaba la construcción de un hospital pediátrico en el Estado de Sinaloa, ofreció un discurso en el que confirmó que invitó al gobernador priista Quirino Ordaz Coppel a trabajar con él una vez que deje la gubernatura, proponiéndolo para ser el próximo embajador mexicano en España.
“Esto porque ha hecho una buena labor en Sinaloa, es un profesional, es un hombre de trabajo, tiene experiencia y se va a unir, se va a sumar a nuestro equipo para seguir transformando nuestro país, es lo que quería informarles aquí en Sinaloa”, aseveró el mandatario federal.
Quirino Ordaz, de 54 años, quien ocupó diversos puestos públicos tanto en la Ciudad de México como en su natal Estado con el apoyo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), alcanzó una diputación federal arropado por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), además de que forma parte de un grupo empresarial dedicado al turismo en Mazatlán, ligado a la cadena de tiendas Coppel, perteneciente a sus hermanos Enrique y Agustín Coppel, quienes han mantenido una actitud crítica ante el gobierno del presidente Andrés Manuel.
El presidente de la República aseguró que Quirino Ordaz ha hecho un buen trabajo en la gubernatura y los números parecen confirmarlo: de acuerdo con la encuesta de agosto pasado de la empresa Mitofsky es el mandatario con mayor aceptación el país, ocupando el primer puesto con un porcentaje de 71.8 por ciento, seguido del yucateco Mauricio Vila, quien ocupa el segundo lugar con 72.5 por ciento, y el coahuilense Mauricio Riquelme, quien está en el tercer lugar (66.7 por ciento).
Al ser el gobernador de una de las entidades claves del narcotráfico, no estuvo exento de acusaciones sobre presuntas conexiones con bandas criminales o de errores en la estrategia de seguridad, como sucedió en 2019 en Culiacán, con el caos que generó la detención de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán Loera. La liberación del presunto capo de la droga horas después por una decisión del Ejecutivo federal fue apoyada por el mandatario y las autoridades de seguridad locales.
Meses después, cuando iniciaba la exigencia de varios gobernadores de concretar un nuevo pacto fiscal, Andrés Manuel aseguró que Quirino Ordaz no estaba metido en “grillas ni en politiquerías”, con lo que refrendó el apoyo de la Federación a la administración del priista. El apoyo que ambos se brindaron comenzará a rendir frutos en las próximas semanas, cuando deje la gubernatura y se convierta en el nuevo embajador de México en España.
Otro inútil “gobierno del cambio”
Días antes de la invitación a Quirino Ordaz, Andrés Manuel hizo lo propio con el gobernador de Nayarit, Antonio Echevarría García, quien como muchos de sus colegas que entre 2016 y 2017 llegaron a las gubernaturas asegurando que sanearían a las entidades y llevarían ante la justicia a los exfuncionarios corruptos.
Echevarría García, de 47 años de edad, ganó la elección a gobernador de Nayarit gracias a una alianza entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), al que se sumaron los partidos del Trabajo y el local de la Revolución Socialista. Así, quien toda su vida había sido empresario y nunca ocupó un cargo público, consiguió vencer al candidato del PRI, Manuel Cota Jiménez, con apenas el 38 por ciento de los votos, y se convirtió en el segundo gobernador no priista en la historia de esa entidad, después de su padre, Antonio Echevarría Domínguez, quien gobernó de 1999 a 2005.
Gran parte de su victoria se debió al hartazgo de los nayaritas en la manera de gobernar del priista Roberto Sandoval Castañeda, quien se había involucrado con el Cártel Jalisco Nueva Generación, actividad por la que fue investigado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y, posteriormente, las autoridades estatales. Hoy Sandoval Castañeda es otro más de los exmandatarios detenidos en las prisiones mexicanas.
La gestión de Antonio Echevarría no se salvó tampoco de acusaciones sobre nexos con el crimen organizado, aunque ninguna se pudo comprobar. Además, falló en temas como la corrupción y la violencia, al grado de que Nayarit se convirtió el año pasado en la sexta entidad con más casos de feminicidios en el país, con una tasa de 1.93 por cada 100 mil mujeres.
De igual manera, la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental de 2019 ubicó al Estado en el lugar 11 de los más corruptos, con una tasa de 15 mil 439 víctimas de corrupción por cada 100 mil habitantes.
Con estos datos en contra del gobierno del panista, no fue ninguna sorpresa que en las elecciones del pasado 6 de junio el candidato del Morena-PT-PVEM-NAY, Miguel Ángel Navarro Quintero, obtuviera la gubernatura con 49.30 por ciento de los votos, dejando a su rival panista, Gloria Núñez Sánchez, con un porcentaje de apenas 17.69 por ciento.
Finalmente, en la última encuesta de evaluación de los 32 gobernadores y gobernadoras del país de Mitofsky, Antonio Echevarría se ubicó en el puesto 28, con una aceptación de 37.1, apenas arriba de Ignacio Peralta (Colima, 35.8), Francisco Cabeza de Vaca (Tamaulipas, 32.3), Jaime Rodríguez Calderón (32.3) y Javier Corral (Chihuahua, 33.4).