Contrarreforma judicial consolidada

Signos

Se apaga el más que escaso ruido crítico, y la violación perpetrada en Quintana Roo contra la Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos en torno a la reforma del Poder Judicial sigue su curso de impunidad sin réplicas ni objeciones de ninguna especie. El Gobierno verde de Morena y sus cómplices parlamentarios violan el mandato constitucional y no hay poder ninguno que se los impida o los castigue por tan impúdica flagrancia. El Presidente del Tribunal Superior de Justicia, el notario Heyden Cebada Rivas, se mantendrá en su cargo, con sus vastos privilegios intactos y sin la obligación de ir a las urnas, para continuar al servicio del tutelaje político que lo impuso con el fin de cuidar sus negocios e intereses en el ámbito judicial, porque al parecer no hay fuero que se imponga a las arbitrariedades de dicho tutelaje. ¿Se pueden imponer tales condiciones caciquiles del poder político local por encima de las decisiones soberanas del Constituyente federal? Al parecer, sí. Y al parecer todo depende de que nadie haga ruido opositor ni denuncie ni se oponga a lo decidido por el Niño Verde y su grupo legislativo y gobernante. Y así: pasa la mínima protesta de la también apenas pírrica opinión pública, y en el silencio de todas las omisiones y de todas las complicidades, la delincuencia en el Gobierno sigue pervirtiendo lo que tanto defiende la retórica del falso constitucionalismo como la garantía fundamental del derecho de todos y del interés general. Se apaga la noticia. El humo efímero del escandaloso ataque local contra la constitucionalidad republicana se disipa. La guerra trumpiana lo impregna todo de sonoridades y bizarros arrebatos. Y la burla silente de los impostores caribes avanza victoriosa entre los parajes del desinterés, la desidia y la ausencia absoluta de responsabilidades y valores cívicos, mediáticos, políticos y ciudadanos. Todo se puede. Más que una utopía, la regeneración moral obradorista seguirá siendo un cuento chino. Legislar en México sigue siendo en esencia un mero negocio político. El escarnio de la contrarreforma judicial local se impone como una mera arbitrariedad más de la simulación transformadora de la regeneración nacional en los Estados. ¿Es mejor el morenismo verde en el poder que la oposición inexistente y desplazada por un sufragio idealizado en el fantasma del obradorismo? Pues no. Da igual. Lo mismo es oposición que simulación.

SM

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