
Signos
Es el tenaz defensor de ‘la otra verdad histórica’ que nunca apareció, y de los derechos humanos de los pobres sicarios sanguinarios que fueron interrogados con dureza (o torturados con insultos y malos tratos) para que confesaran lo que constituyó la primera y única ‘verdad histórica’: que quemaron a los estudiantes normalistas de Ayotzinapa porque los confundieron como miembros de Los Rojos, la banda enemiga de la suya, los Guerreros Unidos; matones agraviados en sus derechos humanos por funcionarios policiales y ministeriales (como el entonces Procurador federal, Jesús Murillo Karam, y quien fuera su jefe de Investigación Criminal, Tomás Zerón) que ahora pagan con cárcel o persecución por sus excesos, mientras los vengadores de los 43 incendian lo que pueden exigiendo que sea cierta ‘la otra verdad histórica’ del próximo Embajador de México en la OEA.
SM