Educación y democracia judicial

Ejemplo mundial de democracia, clama Claudia.

Y el pueblo elige sin saber qué ni a quién.

Contra la Justicia corrupta, mejor una Justicia a ciegas, decide la ‘cuatro t’.

Claro: es México, donde la docencia abandona las escuelas y vandaliza la vía pública por sus derechos, y la educación se expresa en la corrupción del quehacer político y en la violencia sin freno del crimen organizado.

Y por esa vía de la democratización a ciegas del Poder Judicial (es decir: con el pueblo democratizador a ciegas), se asegura que la delincuencia política que gobierna los Estados (dentro de la Regeneración Nacional, sobre todo, que, con el Verde, disfrazado de moral o no, los controla casi todos) se haga cargo de los procesos que desconocen en absoluto los ciudadanos, y que sean, por tanto, esos grupos criminales en el poder, los verdaderos electores de los nuevos Magistrados y Jueces en las entidades del país.

Porque a eso conduce la democratización en los pueblos inciviles, de pobre calidad educativa, desconocedores de sus derechos y rehenes de la propaganda y la demagogia de progresistas y conservadores.

Es sofocante la inmundicia con que se han armado los listados de candidaturas judiciales hacia las que se induce el voto, la influencia sobre la selectividad (o la exclusión y la inclusión) de aspirantes, y la promoción política soterrada o disfrazada de los preferidos.

Y aunque Chihuahua y Tamaulipas son los Estados de vanguardia donde la corrupción se ocupa con mayor énfasis y evidencia de la limpieza judicial, no hay una sola excepción donde tal ciudadanización de la Justicia no sea aprovechada por los grupos gobernantes para mantenerla bajo su control, pero ahora bajo el escudo de la legitimidad constitucional indestructible del libre sufragio popular que, dice Claudia, como dijo Andrés Manuel, será un ejemplo para el mundo entero.

SM

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