
Signos
Algunos herederos estatales de la idolatría electoral obradorista y del mayoriteo legislativo absolutista derivado de dicha legitimación democrática masiva e iletrada del sufragio, están convirtiendo, como en Quintana Roo, la reforma constitucional del Poder Judicial, en un mamarracho que, en contra del mandato del Constituyente federal, sigue haciendo de los Tribunales Superiores de Justicia de los Estados meros instrumentos a merced de los negocios de los grupos de poder que controlan a los Ejecutivos, y que, con la legitimidad de ese mayoriteo legislativo absolutista heredado de la idolatría electora incivil del obradorismo, pueden controlar, del mismo modo, la autoridad ‘autónoma’ de las Fiscalías Generales de los Estados, y legitimar despojos de bienes patrimoniales privados en nombre del ‘interés público’. Y si el liderazgo moral, político y partidista de la Presidenta de la República no da para impedir esos abusos, que además incluyen delitos propios de grupos criminales asociados a las dirigencias de los Poderes estatales, la legitimidad heredada de la popularidad obradorista puede ser la más letal de las armas de destrucción de las entidades gobernadas por el verdemorenismo. Hoy día, el liderazgo presidencial claudista está siendo retado y amenazado por sus propios correligionarios y sus aliados. Y apenas se decreta la iniciativa presidencial de reforma contra el nepotismo y el patriarca guerrerense y padre de la Gobernadora morenista de su Estado, Evelyn Salgado Pineda, sale a anunciar que con reforma antinepotismo o sin ella él, Félix Salgado Macedonio, será candidato a suceder a su hija. ¿Habrá de revirar Claudia contra los traidores de sus filas? ¿Terminará por romperse más pronto que tarde el Movimiento de Regeneración Nacional, como antes lo hizo el Partido de la Revolución Democrática y antes el Partido Revolucionario Institucional, cuando se fue su ‘ala izquierda’ o social a fundar el PRD tras ser marginada por el neoliberalismo privatizador durante la Presidencia delamadridista?
SM