El minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
Pudiera parecer un asunto baladí, trivial, pero no lo es.
Hace unos días la comuna de Benito Juárez reformó el Reglamento de Protección y Bienestar Animal para que, a partir del próximo enero, bajo pena de una multa de más de mil pesos, los vecinos registren a sus animales domésticos en un padrón municipal, entre varios otros requisitos como collares, placas y cartillas veterinarias.
A primera vista, la iniciativa de Julio Méndez Paniagua, de oscuro tránsito por el Instituto Estatal de Educación de Adultos, pudiera parecer hasta civilizatoria, pero en la práctica sus efectos abonan a lo contrario y hasta dan la idea de que la dicha reforma busca abrir nuevas cajas registradoras municipales, antes que proteger a los animales o controlar la fauna en las calles.
Tanto para Flor Tapia como para Sara Rincón Gallardo, una de Opus Magnum de México, y otra de la Sociedad Protectora de Animales de Cancún, el solo anuncio de la medida generó ya que, en colonias populares, el índice de animales abandonados en las calles fuera a la alza.
Si buscaban reducir este tipo de fauna, están haciendo todo lo contrario, la están aumentando.
Cabe destacar que ninguna de las dos especialistas de larga trayectoria en la materia, fue consultada para la reforma al reglamento, “y allí están las consecuencias; vamos, no tenían idea del estimado de la fauna que está en las calles, que es de cerca de 250 mil animales. Esto no va a funcionar”, comentó una de ellas, quien busca conversar con la alcaldesa para corregir el reglamento.
No sería esta la primera vez que la comuna de Cancún reandara sus propios pasos tanto por erráticos como por impracticables.
Dicen que la ruta del infierno está empedrada de buenas intenciones. En fin, “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que trata a sus animales” dijo alguna vez Mahatma Gandhi.