El minotauro
Nicolás Durán de la Sierra
Fuera de que ningún candidato de partido alguno se ha dignado expresar, al menos, un proyecto de Gobierno o legislativo que explique por qué busca el apoyo popular en el próximo proceso electoral; más allá de este detalle que, para los delicados resulta esencial, el electorado presencia un espectáculo circense de primerísimo nivel, un tablado de lucidores escenarios.
Véase si no: en las estelares pistas de Playa del Carmen y Cancún, ratificadas plazas de Laura Beristain y Mara Lezama, las pesarosas Cristina Torres, la exalcaldesa panista playense, y la senadora neomorenista Marybel Villegas, con sonoros berrinches, hacen las delicias del público, en tanto que Mario Delgado, el líder de Morena, se desgañita vanamente llamándolas a la calma.
Merecido se lo tiene Morena por abrir la puerta sin criba alguna. Luego se les cuelan ejemplares que, como dicen los “fifís”, son impresentables. Empero, aunque se trata de un desdoro al que ya están habituados -y no porque tal fauna les sea propia, pues en todos los partidos la hay-, este partido debe cuidar su rostro pues afectan a un proyecto nacional. Hay que vigilar el figurín, pues.
En la lucidora pista habrá también candidatos que, a la postre, servirán para realzar a las divas de la función. El priista exedil playense Gabriel Mendicuti, compartirá la arena con la panista Lily Campos, en busca de los votos que pueda dejar la oposición en Playa del Carmen, que no son muchos y, repartidos, menos. A veces, pulverizar la votación no resulta buena idea.
En Cancún, en la función estará el diputado federal hoy perredista Jesús Pool, que ya vistiera las casacas del PRI y Morena, a los que dejó no por ambición, no, sino por ir por buscar mejores formas de servir a los demás. En esta liza la oposición logrará un honroso segundo sitio, aunque se trate de una lucha de dos carriles. Faltaba más: lo importante no es ganar….
Así pues, sin propuestas y confiando más en los errores ajenos que en las virtudes propias, ambas alcaldesas buscan, con cierto desahogo, sus reincidencias en el poder municipal. Como se dijo, más allá del circo, en el ánimo colectivo queda una suerte de vaguedad: ¿por qué habría yo que votar por alguna de ellas?, sin duda se han de preguntar muchos…