La crisis, el ‘Titanic del 2012’, dejó a millones de ‘pasajeros’ en América y Europa sin botes salvavidas

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“Titanic hundido cuatro horas tras chocar iceberg; 866 rescatados por Carpathia, probablemente 1,250 muertos; Ismay a salvo, Astor quizá, famosos desaparecidos”. De esta manera sintetizó en titulares The New York Times la sobrecogedora noticia del hundimiento del barco más famoso (y cinematográfico) de la historia. “The Titanic sunk”, “Titanic lost”, “Titanic disaster, great loss of life”, proclamaba la prensa. Parecía increíble. El soberbio, arrogante, insumergible Titanic. A partir de aquello, la fe en el siglo, en la tecnología, en el dominio de la naturaleza empezó a tambalearse, y todo fue a peor. De alguna manera desde entonces no hemos parado de hundirnos…

Santiago J. Santamaría Gurtubay

La madrugada 14 de abril de 2012 se cumplió un siglo del trágico final de ese barco arquetipo de orgullo y de desastre. La conmemoración nos dejó una marea de libros, documentales, exposiciones, homenajes, teorías y excentricidades (el viaje reenactment, las proyecciones del artista Gerry Hofstetter de fotos del barco sobre icebergs, Leonado DiCaprio en 3D). Pero fue un día para mirar al mar -desde fuera- y reflexionar. El Titanic se fue a pique como una metáfora de nuestra sociedad y paradójicamente en eso sí que se ha demostrado insumergible. Es tentador ver ahora en ese implacable iceberg, que fue su blanca némesis como Moby Dick la del Pequod, la crisis con la que ha topado nuestro sistema, propulsado ciegamente hacia delante por las calderas de la ambición y que nos ha pillado a muchos con lo puesto y a la mayoría sin lugar en los botes salvavidas.

La historia del Titanic tiene muchos ángulos y a ella como los personajes del mago de Oz nos dirigimos todos a buscar lo que nos interesa o nos fascina. También lo que tememos. Para unos serán los aspectos técnicos del barco, para otros las siempre curiosas estadísticas (cabían 1,100 personas más, cargaba 16,850 botellas de vino y licor -¡hay una gran bodega allá abajo, señores!-; se salvaron más hombres, 338, que mujeres, 316, aunque, claro, ellas eran muchas menos a bordo, solo un 25%), o la sociedad de los pasajeros, ese microcosmos con su rígida estratificación eduardiana y sus tremendos contrastes, sin olvidar sus romances. A otros les atraen los momentos más dramáticos del hundimiento, la evacuación y la lucha por la supervivencia, los héroes y cobardes, el papel de la tripulación, el vía crucis de los que se ahogaron -en realidad la inmensa mayoría murieron de hipotermia, congelados: a los 15 minutos de promedio en el agua uno se quedaba pajarito; otros se rompieron el cuello al saltar al agua desde las altas bordas-…

El pecio, a cuatro kilómetros de profundidad, con sus misterios y tesoros, con las recientes investigaciones, y con su imparable deterioro apasiona a muchos: es espeluznante ver cómo el hierro se disuelve en el mar de la sal y el tiempo componiendo extrañas lágrimas con carámbanos de óxido; un Titanic delicuescente soñado por un Salvador Dalí de las profundidades duerme en el lodo, en dos grandes trozos (el sueño de reflotar el buque hace tiempo que se dio por imposible). Otros buscan el enigma nunca completamente resuelto, pese a lo que se diga, de cómo se produjeron el choque y el hundimiento. Error humano, fallo de construcción, conspiración de la naturaleza… Lo único seguro es que el Titanic era un pedazo de barco, un navío extraordinario que chocó de una manera muy improbable -de hecho la única que podía hundirlo- contra un iceberg; que desde el momento del impacto estuvo condenado y que la gente actuó como lo hace siempre: dando unos lo mejor y otros lo peor de sí mismos, y la mayoría simplemente sin acabar de creerse que les estuviera pasando eso precisamente a ellos.

Papeles en la vida real de la película del Titanic de Leonardo Di Caprio, en 3D

Llena de apasionantes controversias -no está claro que de haber habido más botes se hubiera salvado más gente, por ejemplo-, la historia del barco muestra un largo reparto, un nutrido dramatis personae que ofrece modelos para todos. El gran morbo del Titanic es la pregunta que nos arroja a la cara: ¿qué hubiera hecho yo en esas circunstancias?

¿Quién somos en la gran película real del Titanic? ¿Ismay, el propietario que se salvó subiendo a un bote y arrostró pasar a la posteridad como cobarde?, ¿el capitán Smith que trató esforzadamente de evitar el pánico del pasaje y se hundió con su barco?, ¿el primer oficial Murdoch que disparó a dos pasajeros y luego se pegó un tiro? ¿Wallace Hartley, uno de los abnegados músicos, que amaba tanto su violín que se lo ató al cuerpo instantes antes de morir ahogado? -un desaprensivo lo hurtó de su cadáver recuperado-.

Personalmente, tengo una debilidad por las más macabras. Un mes después de la catástrofe, el Oceanic halló un bote con tres víctimas aún a bordo, muertas. Uno iba vestido con traje de etiqueta. El estado de los cadáveres fue descrito como “repulsivo”. Los cuerpos fueron sepultados en el mar como muchos de los otros recobrados. De los 306 recogidos por el Mackay-Bennet, 116 fueron devueltos a las aguas, en parte por la falta de suficiente líquido de embalsamar, que se reservó para los muertos de primera clase…

Halifax y Belfast presiden los principales homenajes y varios cruceros desandan la ruta trágica

Campanas, desfiles, velas, cantos, exposiciones, flores al mar, música y reproducciones del Titanic y su noche trágica hace más cien años se han producido en varias ciudades del mundo, especialmente en las de Belfast (Irlanda) y Halifax (Canadá). Es el recuerdo y homenaje que se ha hecho al barco más famoso del mundo cuya mitología no hace más que crecer. En Halifax sus habitantes empezaron la conmemoración teniendo en cuenta que el crucero chocó con el iceberg a las 11:40 de la noche del 14 de abril de 1912. Aunque se hundiría casi tres horas después, es decir, en la madrugada del domingo 15, muriendo más de 1,500 personas de sus 2,208 pasajeros y tripulantes.

Fue en esta ciudad, Halifax, donde hace un siglo asumieron las principales labores de recuperación de cadáveres. Fue La noche de las campanas, en el que destacó un espectáculo audiovisual que mostró toda la historia del Titanic, desde su concepción hasta su naufragio y recuperación de cuerpos, pasando por el interior del crucero y, claro, sus ocupantes. También hubo presentaciones musicales que buscaban recrear lo vivido momentos antes de la tragedia. Poco antes un desfile fúnebre recorrió parte del paseo marítimo, encabezado por un carruaje tirado por dos caballos, acompañado de gaiteros.

A las 00:27 minutos todo quedó en silencio. Fue la hora en que se recibió el último mensaje de radio del Titanic. Pero la conmemoración había empezado ayer por la mañana en el cementerio Fairview Lawn, donde están enterradas 121 víctimas. “Es importante que sepan lo que pasó, cómo pasó y lo que la ciudad hizo hace cien años”, explicaba una madre con su hijo en brazos. Un campo santo en el que también reposa el cuerpo de Sidney Leslie Goodwin, un niño inglés de 19 meses que viajaba con sus padres en esa tercera clase eduardiana en la que fue organizado el Titanic. Fue la cuarta persona que rescató la embarcación Mackay-Bennett, un bebé sin salvavidas en las heladas aguas del Atlántico. Los marineros intentaron identificarlo pero todo fue inútil y lo enterraron junto a los otros 120 adultos en su cementerio. Hasta que en 2007 unas pruebas de ADN lograron identificarlo como Sidney Leslie Goowin.

Mientras Halifax recordaba el Titanic en tierra, en el MS Balmoral, que había estado desandando la ruta del mítico crucero, ofreció tres coronas al mar acompañadas del sonido de la sirena del barco. Varias embarcaciones han cruzado en Atlántico, entre Belfast y Nueva York. Precisamente uno de ellos, el crucero Journey ha mantenido un servicio en el lugar del desastre, es decir a 400 millas (640 kilómetros) de la costa de Terranova.

Exposiciones en Barcelona, Singapur, Las Vegas, San Diego, Houston y París

Uno de los homenajes más conmovedores fue rendido Belfast, donde se construyó El Titanic. Allí se levantó un monumento con los nombres de las víctimas, presidido por los familiares de las víctimas, las autoridades locales y el explorador Robert Ballard, quien descubrió los restos del Titanic en el fondo del océano en 1985.

Se realizó un concierto en el que actuaron Bryan Ferry y la cantante de soul Joss Stone. En la Catedral de Santa Ana en la ciudad, una actuación del compositor Philip Hammond, ‘El Réquiem’ por las almas perdidas del Titanic fue seguida por una procesión con antorchas hasta el Monumento a Titanic en los terrenos del Ayuntamiento.

Varias exposiciones, como la que se puede apreciar en Barcelona, que recrean espacios del barco con casi 200 objetos del mismo en el Museo Marítimo, se preparan en ciudades como Singapur, Las Vegas, San Diego y Houston. En la ciudad española se realizó una cena de gala a la que asistieron casi 40 familiares de sobrevivientes. El escenario fue el Museo Marítimo que acoge la exposición y los 153 euros por persona incluía una visita por ese espacio inspirador del Titanic.

En París, el Museo de las Letras y Manuscritos acaba de abrir la exposición Titanic, 100 años después que reúne una veintena de documentos relacionados con el transatlántico. La muestra incluye el cuadernillo de Helen Churchill Candee, que inspiró a James Cameron el personaje de Rose, protagonista de su famosa película que ha visto ahora su versión en 3-D. Han sido dos días en que se ha recordado la biografía de un insumergible, de un barco que desafiaba la eternidad, pero cuyo paso por la tierra fue tan efímero que gracias a eso ha podido alcanzar la verdadera perpetuidad. Y la leyenda, y la fábula y conquistado a los artistas y, claro, también a los publicistas.

El Titanic y toda la documentación de datos y cifras sobre su hundimiento en nuestro ‘diccionario’

Atlántico Norte. Fue el escenario del desastre. En el momento del choque contra el iceberg, el Titanic navegaba a unos 700 kilómetros al sur de las costas de Terranova.

Botes salvavidas. El Titanic contaba con 20, con los que se podía salvar a 1,178 personas. Aunque el número de viajeros era mucho mayor -2,228 entre pasajeros y tripulación-, cumplía con la normativa de seguridad -que se revisaría tras el desastre-.

Capitán. Edward John Smith era el encargado del buque y permaneció en él hasta el final. En 1914 se erigió una estatua en su memoria en su localidad natal, Lichfield (Inglaterra).

Decoración. El interior del buque se inspiró en estilos clásicos como el Luis XIV, Luis XV, Luis XVI o el jacobino, entre otros.

Españoles. Diez españoles viajaban a bordo del Titanic. Siete de ellos sobrevivieron y lo contaron en el libro Los diez del Titanic.

Futility. Es el título del misterioso libro premonitorio que escribió el estadounidense Morgan Robertson 14 años antes de la catástrofe. En él narraba una historia con la que había soñado: la de un colosal barco llamado Titán que se hundía en su viaje inaugural, también en el mes de abril, tras chocar con una gran masa de hielo.

Google Earth. Desde 2009, el programa de Google permite contemplar los restos del Titanic en tres dimensiones. Las coordenadas son 41°43’35” N, 49°56’54” W.

Hipotermia. Fue la principal causa de muerte de los pasajeros que cayeron al mar. La temperatura del agua estaba entre los -2 y los -4 grados centígrados y no lograron sobrevivir.

Iceberg. Fue avistado por el vigía Frederick Fleet cuando el barco se hallaba a menos de 500 metros. El Titanic viró, pero no logró hacerlo a tiempo y la enorme masa de hielo abrió una vía de agua en el casco. En apenas tres horas desde el impacto, el que había sido calificado como ‘el barco insumergible que ni Dios podría hundir’ desapareció en las profundidades del océano.

James Cameron. El director canadiense fue el encargado de llevar al cine en 1997 la producción más costosa de todos los tiempos, que también batió récords de taquilla. El propio Cameron hace un cameo en la película: es el hombre al que revisan la barba en el momento de zarpar.

Kate Winslet. Protagonizó la película junto a Leonardo DiCaprio. La imagen de ambos en la cubierta del barco es una de las más célebres de la historia del cine.

Lujo. Era la seña de identidad del buque. Construido en la opulencia de la belle époque, contaba, entre otras cosas, con piscina interior, baños turcos, dos bibliotecas, un hospital y varios restaurantes.

Museo. El Centro Titanic está ubicado en Belfast, el lugar donde fue botado el navío, y nació para recordar la historia de las víctimas.

Nueva York. Era el destino final del buque, a donde muchos se dirigían dispuestos a empezar una nueva vida.

Orquesta. La del Titanic es una de las más célebres de todos los tiempos. Sus miembros siguieron tocando incluso cuando sabían que el barco se hundía irremediablemente. Ninguno de sus ocho componentes sobrevivió.

Precios. Los billetes tenían un precio muy distinto según la clase: para los de tercera, oscilaba entre 3 y 8 libras (lo que hoy equivaldría a 170-450 euros). Los más caros alcanzaban las 870 libras (unos 49,000 euros de hoy).

Los billetes costaban entre 3 y 8 libras los más barato y los más caros 870 libras Queenstown (Irlanda). La ciudad irlandesa fue el último lugar donde hizo escala. Allí desembarcaron ocho personas y embarcaron otras 123.

Restos. Lo que queda del Titanic fue descubierto en 1985, a 3,800 metros de profundidad, por Robert Balard y Jean-Louis Michel, lo que significó todo un hito en la historia de la exploración oceánica.

Supervivientes. 703 personas sobrevivieron al hundimiento. Millvina Dean, la última de ellos, murió en 2009. Solo tenía dos años y nunca recordó lo sucedido. Perdió a su padre en la tragedia, aunque su madre y sus dos hermanos vivieron para contarlo.

Tripulación. Estaba formada por un total de 860 personas, desde oficiales e ingenieros hasta cocineros y encargados de la limpieza.

Utensilios. Muchos de los que portaban los pasajeros fueron rescatados. El pasado enero, 5,500 de ellos se subastaron en Nueva York. Entre ellos, el megáfono que pudo ser usado por el capitán para anunciar la evacuación o la campana que sonó tras el avistamiento del iceberg.

Velocidad. Fue una de las claves del hundimiento. El Titanic navegaba a 22.5 nudos cuando chocó contra el iceberg, a pesar de las advertencias de otros buques sobre la presencia de grandes masas de hielo en la zona.

White Star Line. Fue la compañía encargada de construir el Titanic. El nombre de todos sus buques acababa en ‘ic’. Sus oficinas siguen ubicadas en Trafalgar Square (Londres).

X La película pornográfica en 3D Sex and Zen fue capaz de superar en taquilla a Avatar y a la propia Titanic. Ocurrió en Hong Kong en 2011.

YouTube. Está plagado de vídeos sobre la catástrofe. Desde recreaciones del accidente hasta testimonios de supervivientes.

Zeta Jones, Catherine. Protagonizó en 1996 una modesta tv movie del mismo nombre que la que arrasaría solo un año después

@SantiGurtubay

@BestiartioCancun

www.elbestiariocancun.mx

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