Signos
Cuando un ‘verde’ inaugura algo que a-Segura sin pudor ninguno es un emblema de la ‘cuarta transformación’ en su nueva etapa o su ‘segundo piso’, la parte de la militancia y de la dirigencia decente de ese movimiento político que vaya quedando debe ‘parar las orejas’ y atender las pretensiones obvias y el oportunismo de subir la escalera del poder de ese representante del ambientalismo criminal asociado al morenismo en el supremo poder del Estado nacional, y cuya banda ocupa el máximo poder en entidades como la quintanarroense, que es de las más a merced del crimen en el país gracias a su control político, gubernamental, policial, ministerial, judicial, inmobiliario y todo lo fácticamente controlable que puede ser un Estado fuera del orden constitucional.
Es cierto que la dirigencia partidista de Morena ha empezado un proceso de revisión crítica de los sectores de su militancia orgánica y sus aliadas. Y es cierto, asimismo, que, dentro de la nueva estrategia presidencial anticrimen, el oportunismo verde está también bajo la lupa.
Pero se trata de un cártel político que ha probado su destreza y su fuerza de negociación y de extorsión desde su génesis salinista -asociado al priismo y al panismo y al ahora extinto perredismo, porque le da igual la izquierda que la derecha que el centro en tanto su negocio es la conveniencia de sus usuarios o ‘aliados’ temporales como ‘partido bisagra’- y ha alcanzado la cumbre de su trayectoria industrial en el poder político justamente al lado de la causa de la regeneración moral del país, de la que en términos reales tendría que ser su peor enemigo.
De modo que ahora veremos de qué está hecha la herencia moralizadora del morenismo obradorista y la causa anticrimen del harfuchismo claudista. Lo veremos en la guerra sucesoria entre los bandos gonzalezmartinista, monrealista y la alternativa claudista en la entidad caribe y sus despojos.
Y, por cierto, veremos también como cursa el monrealismo helicopeteresco a la Joaquín Haces, tan contrario en sus haceres a la austeridad republicana claudista-obradorista.
Porque parece que el líder de la mayoría parlamentaria mexicana se harta ya de las apariencias de esa austeridad republicana a que lo condenaba el poder de la popularidad inapelable del exPresidente, y exhibe sin ninguna pena ahora -aunque pidiendo perdones a la militancia de bien- sus bien forjadas costuras de antiguo priista usando lujosos medios de transporte que comparte o le comparten sus muy corruptos y enriquecidos amigos del sindicalismo más procaz y depredador de todos los tiempos y ahora compañeros o compinches de bancada, en franca burla hacia su compañera Presidenta de la República, la que busca predicar con el ejemplo de la austeridad franciscana y se desplaza en los más económicos medios de transporte como fiel seguidora de las prácticas presidenciales de su mentor, predecesor y moralizante predicador.
SM