Con una extensión de más de tres mil kilómetros, en la que todos los días se realizan más de un millón de cruces legales de personas y alrededor de 300 mil vehículos, la frontera norte de México es una de las más importantes del mundo. Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, se han visto beneficiados durante décadas por el gran flujo de negocios y personas provenientes de los Estados Unidos, pero esa misma dependencia con el país vecino ha sido su condenación durante la actual contingencia sanitaria. Y en la frontera sur el escenario no es muy distinto, porque a pesar de no contar con la misma importancia económica y tener menos de la mitad de longitud que su similar del norte, los vecinos de Guatemala y Belice continúan entrando a territorio mexicano para tratar de llegar a Estados Unidos, incrementando el número de indocumentados en los albergues Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo, donde las condiciones de insalubridad amenazan con dejar no sólo más pobreza sino también más muertes.
Javier Ramírez
Con los cruces limitados en ambas fronteras del país como medida para evitar la propagación del coronavirus, cientos de negocios han cerrado y provocado la pérdida de miles empleos en los 10 Estados fronterizos del país.
Y es que, por ejemplo, la llegada legal de visitantes beliceños dejaba, hasta antes de la pandemia, ganancias mensuales de 18 millones de pesos para los comercios de Chetumal.
Asimismo, el incremento del tráfico de alimentos y animales desde México a Guatemala ha reportado millonarias pérdidas para ganaderos y empresarios de ambos países. Conforme avanza la emergencia la situación se recrudece y amenaza con aumentar el número de pobres y contagiados por Covid-19, por los más de 60 mil migrantes varados en suelo mexicano.
Frontera norte
De acuerdo con el último informe del Instituto Mexicano del Transporte, por el Covid-19, desde marzo de este año las restricciones de circulación y el cierre temporal de actividades laborales y comerciales en las ciudades fronterizas del norte del país han provocado una reducción del 31.6 por ciento en la movilidad de personas que ingresan mensualmente a Estados Unidos en vehículos particulares, así como del 33.7 por ciento de peatones o vehículos no motorizados.
Para el Estado de Sonora, la epidemia ha significado la pérdida de cerca de 33 mil empleos entre marzo y mayo, debido a los efectos que esta ha tenido en la estructura productiva regional.
El referido cierre de actividades ha significado en esa entidad un alza de precios del 43.1 por ciento para los comerciantes, una escasez de insumos del 35.1 por ciento. De una muestra estadística de 612 empresas, el 9.2 por ciento ha cerrado, reducido o relocalizado sus sucursales.
Además, el 68.3 por ciento ha reducido sus clientes y consumo, mientras que el 45.4 por ciento ha buscado acceder a líneas de crédito o financiamientos para poder sacar a flote sus negocios.
Mientras tanto, en Ciudad Juárez, Chihuahua, desde marzo y hasta julio pasado más de 100 empresas dedicadas a la transportación de mercancías han cerrado o están al borde de la quiebra, según números de El Paso Metropolitan Planning Organization (MPO) y del Texas Center for Border Economic and Enterprise Development.
“La situación es crítica, ya que, de tener varios trámites de importación o exportación en un día, ahora todo se resume en tener un trámite a la semana, y a veces ninguno”, comentó Arturo Antonio Ortiz, dueño de un negocio importador de la localidad. El año pasado Ciudad Juárez rompió el récord en exportaciones a Estados Unidos vía terrestre, con 66 mil 731 millones 373 mil dólares en un año.
Pero no sólo la economía se ha visto afectada en esos Estados. La situación de los migrantes ha empeorado, pues con la suspensión de trámites se estima que unas 60 mil personas estén varadas en las estaciones migratorias, donde las condiciones de insalubridad y hacinamiento agravarían la pandemia del Covid-19. En refugios de Nuevo Laredo, Tamaulipas, se ha reportado el contagio de hasta 14 personas en un solo refugio, según informó Proceso en mayo pasado.
“Los refugiados son víctimas invisibles de esta pandemia y una población vulnerable. (…) Si no fuera por las ONG se quedarían sin nada”, manifestó Daniela Reyes Rodríguez, coordinadora del área de asilo de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos.
Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos, el número de migrantes detenidos a lo largo de la frontera con México aumentó, de 16 mil 162 en abril, a 38 mil 347 en julio, lo que significó un incremento del 137 por ciento.
Frontera sur
Si la pérdida de empleos y el incremento de la pobreza en los países de Centroamérica ya era un factor importante a la hora de que las personas decidieran probar suerte en Estados Unidos, con la emergencia sanitaria el número de migrantes se disparó en la frontera sur.
Y es que pese al control que mantienen las autoridades mexicanas, el cruce ilegal de personas, varias de ellas de origen africano, no se ha detenido.
Wilmer Meelus, presidente del Comité Ciudadano en Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos (Ccdnam), señaló que en la frontera sur hay más de 5 mil 500 haitianos y africanos, quienes viven hacinados en departamentos y tienen problema para conseguir alimentos, además de que no reciben atención médica, ni siquiera si presentan síntomas de Covid-19.
En Chiapas, el cierre de albergues en la frontera ha dejado a su suerte a los migrantes, quienes han quedado varados debido a que los Gobiernos de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala pidieron a México cancelar las repatriaciones para poder contener la propagación del coronavirus.
Por otro lado, se ha incrementado el trabajo de los contrabandistas, quienes trafican alimentos y animales de granja a Guatemala. De acuerdo con la Cámara del Agro Guatemalteca (Camagro), en el primer cuatrimestre de este año el trasiego de estos animales aumentó en 30 por ciento en el mismo periodo de 2019, al pasar de 16 mil 969 a 22 mil 201, lo que significa no sólo una millonaria afectación sino también un problema sanitario, al no comprobarse el buen estado de los mismos.
En cuanto al lado mexicano, se estima que el cierre de la frontera con Belice deje una pérdida de al menos 90 millones de pesos para la zona sur de Quintana Roo, principalmente para Chetumal, donde todos los días unos mil beliceños llegaban en promedio para realizar sus compras, según la Cámara Nacional de Comercios, Servicios y Turismo (Canaco-Servytur).
Y es que ante el aumento de casos de Coronavirus en ese país en los últimos 30 días, el Gobierno beliceño decidió mantener cerrados los cruces hacia este país, salvo cuando se trate de vuelos de carga y embarques comerciales de mensajería y viajes de emergencias médicas aprobados por su Ministerio de Salud.