
Signos
La desgracia de la izquierda no es la derecha sino ella misma, dinamitada por sus generadores de corrupción y tan visibles como impunes. No le hace más daño en el país Salinas Pliego que Adán Augusto y los Gobernadores rapaces y los huachicoleros de su militancia por la regeneración moral.
Y si algo desprestigia más a la ‘izquierda’ en Quintana Roo y a la causa de su pregonada regeneración moral, es el control que tiene sobre ella el mayor delincuente político del país, que es el Niño Verde, quien ha hecho de las reforma judicial federal un instrumento de control absoluto del sistema de Justicia del Estado, y que a pesar de las objeciones constitucionales interpuestas por la mismísima Presidencia de la República contra el manipuleo legislativo de los representantes parlamentarios locales del Niño Verde (las que, sin embargo, no han escalado a reproche político ninguno de la Presidenta más allá de la controversia constitucional interpuesta por su Consejería Jurídica), terminará por controlar el Tribunal Superior de Justicia con un (verde) incondicional suyo que ya se prepara para reemplazar al (verde) objetado por la Presidencia y por la CNDH como acaso estaba previsto: De la Peña por Cebada. Qué mejor. Lo mismo pero judicializado. ¿Algún impedimento contra la corrupción constitucional? ¿Es antidemocrática si cursa por las debidas instancias jurisdiccionales? Qué país, diría Virgilio…
SM