Signos
Que China cancele su cooperación con Cuba es un suceso tan inesperado como devastador para la isla. Pero que China acuse a la dirigencia revolucionaria cubana de empecinamiento ideológico y de negarse a hacer reformas económicas importantes cuando el bloqueo estadounidense y la insostenible incompetencia productiva interna y de opciones de financiamiento y de mercado tienen al país caribe al borde del colapso y sin disponibilidad ninguna de combustible y de suministros y fuentes de energía, es, por decir lo menos, una catástrofe insalvable. Ya en el pasado reciente los rusos de Putin y Medvédev, que intentaron la recomposición de sus relaciones bilaterales sobre nuevos incentivos y esquemas de colaboración, se decepcionaron de los incorregibles vicios del sistema económico y administrativo isleño. Y ahora, con la luz apagada y en los extremos del aislamiento, ni siquiera a una reunión con el grupo de los BRICS puede asistir el Presidente cubano. De modo que, según los rusos y los chinos, las mayores potencias enemigas del bloqueo imperialista contra Cuba, es el régimen que ha sido su aliado el principal culpable de la circunstancia extrema de la isla y de su Revolución. Que lo digan Washington y sus lacayos puede ser propaganda, la de todos los tiempos, pero que lo digan los rusos y los chinos, y que los asiáticos condenen la inmovilidad cubana como contraria a sus intereses y opten por cancelar sus acuerdos por falta de reformas al sistema de propiedad y de mercado, es algo inédito en la historia del eje comunista y antiestadounidense. Y en lugar de tomar cartas en el asunto y abrir las opciones reformistas de todo Estado en la orilla del desfiladero, el Presidente decide uniformarse de militar y ponerse al frente de sus fuerzas armadas y de seguridad, y amenazar con reprimir todo intento contrarrevolucionario de rebelión popular, porque el pueblo debe resistir hasta el ultimo aliento y toda protesta en las calles debe ser castigada como una traición alentada por el exilio que sirve al imperialismo. Y así, ya también sin Maduro y Venezuela, ¿quién, cuando siempre quedaba la alternativa de aquellos gobernantes de izquierda que llegaban al poder en sus países habiendo sido asilados o inspirados por Fidel, en su momento, como Lula o como Mujica o Evo o Cristina o Correa, quién apostará y extenderá su mano al castrismo empecinado en no renovarse y morir con sus vejestorios del Partido?, ¿el pederasta Ortega y su pérfido régimen de negocios privados controlado con su esposa y cerrado por completo a toda crítica y a toda oposición amenazada con el exilio y la prisión? ¿Quién?…
Claro que los chinos no son ningunos santos samaritanos y que desde hace décadas lo que menos les importa es si el mundo gira hacia la derecha o la izquierda mientras haya territorios baratos de inversión que les permitan seguir compitiendo por ser la potencia global con más activos propios más allá de sus fronteras. Y claro que quieren que Cuba les abra de par en par y sin mayores resistencias y condicionamientos fiscales todos los sectores económicos que les interesan y que eso significa un poder de decisión que la burocracia isleña no quiere ceder. Pero sin los chinos como alternativa de salvación, ¿qué queda?
SM