Siempre se especuló que el titular de la SCT que llegó al gabinete presidencial con López Obrador duraría poco en la dependencia, aunque más por su edad que por diferir de los criterios de su jefe, de quien fue en todo tiempo un leal y decisivo colaborador en algunos de los proyectos esenciales de cambio nacional abanderados desde sus campañas. No ha estado de acuerdo con la intervención militar en procesos administrativos como el del control portuario y aduanero desde el Ejército y la Armada, aunque eso esté muy lejos de suponer lo que la propaganda enemiga del régimen quiere hacer entender: que se tiende hacia la militarización del país, cuando de lo que se trata en realidad es de usar las muy altas competencias de la tropa en funciones civiles necesarias y en algunos casos de suma urgencia, como las que impone la pandemia para la rehabilitación y la gestión hospitalarias tras haberse recibido un sistema de salud colapsado y convertido en un nicho de negocios sucios. Javier Jiménez Espriú, quien fungía como titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, presentó su renuncia admitiendo que la misma ocurrió por una “discrepancia” relacionada con una decisión presidencial en cuanto al manejo de las aduanas, una de las áreas con más corrupción en el Gobierno mexicano, debido a que durante décadas han estado infiltradas por el crimen organizado, principalmente en el norte del país, donde el tráfico de armas y dinero se había convertido en el principal negocio de los agentes aduanales, quienes por su parte también tenían la costumbre de retrasar, o de plano ‘perder’, toneladas de productos enviados por mensajería desde otras partes del mundo. Aun así, Jiménez Espriú reiteró su respaldo a la ‘cuarta transformación’, haciendo a un lado los rumores lanzados por los detractores en el sentido de que había terminado en malos términos con el presidente. El nuevo titular de la SCT, quien también es un antiguo colaborador de López Obrador, tiene ahora la pesada responsabilidad de llevar a buen puerto dos de las obras más emblemáticas del actual Gobierno, como son el Tren Maya y el aeropuerto internacional de Santa Lucía.
Javier Ramírez
El pasado 17 de julio, el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador anunció que, con el fin de erradicar la corrupción en el sistema aduanal del país, elementos del Ejército y la Marina estarían al mando de los 49 puntos de tráfico internacional.
Seis días después, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, anunció al mandatario su renuncia luego de que no compartió la idea de que se militaricen las funciones civiles de los puertos.
Muchos esperaban que esto dejara mal parado al presidente, pero ambos, junto con el nuevo titular de la dependencia, se encargaron de que la salida fuese sin que existiera ninguna clase de polémica.
Funcionario combativo
El ingeniero Javier Jiménez Espriú cuenta con una gran trayectoria en el tema del transporte y las comunicaciones, por lo que Andrés Manuel López Obrador lo invitó a colaborar con él desde su campaña. Así, el 1 de diciembre de 2018 tomó posesión como titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, donde uno de sus primeros encargos fue dar marcha atrás a la construcción del llamado Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM), que se construía en Texcoco.
La cancelación en 2019 de dicha obra, en la que ya se habían gastado seis mil millones de dólares, trajo consigo uno de los primeros enfrentamientos con el presidente de la República, pues mientras el funcionario aseguró que no existió corrupción en la misma, sino que fue frenada debido a temas de carácter técnico, así como por su costo económico y social, el jefe del Ejecutivo señaló que sí hubo corrupción, porque por intereses se decidió construir en Texcoco, “en el peor sitio del Valle de México”, en donde no se garantizaba la calidad de la obra.
Cuando Andrés Manuel calificó de corruptos a quienes presentaron amparos en contra de la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, Jiménez Espriú manifestó que no estaba de acuerdo con él, lo que provocó que los medios especularan con su inminente renuncia.
Jiménez Espriú nunca titubeó en expresar sus desacuerdos con el presidente de la República, pero tampoco en confrontar a quienes criticaban la cancelación del NAICM, entre ellos el excandidato presidencial del PRI, José Antonio Meade Kuribreña, quien en diciembre de 2018 lanzó una serie de ‘tuits’ para asegurar que el costo de detener la obra era de 145 mil millones de dólares.
“La ‘enorme pérdida’ -145 mm de USD- que el ex Candidato presidencial y Ex Secretario de HyCP, José Antonio Meade le asigna a la cancelación del NAIM, son ‘las cuentas alegres de un hombre triste’”, respondió el titular de la SCT en aquella ocasión.
Renuncia, por militarización
En el tiempo que estuvo en el cargo, Jiménez Espriú apuntaló las obras del Tren Maya y el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía, por lo que se convirtió en uno de los funcionarios más importantes en el plan de desarrollo del presidente Andrés Manuel.
Sin embargo, cuando este último anunció que las secretarías de Marina-Armada de México (Semar) y de la Defensa Nacional (Sedena) serían las encargadas de atender las 49 aduanas del país, el funcionario federal no ocultó su molestia.
En su carta de renuncia, fechada el 17 de julio, día en que el presidente anunció la referida medida, Jiménez Espriú expresó: “Lamento profundamente no haber tenido éxito en transmitirle mi convicción y mi preocupación sobre la grave trascendencia que considero tiene esta medida para el presente y el futuro de México, tanto en lo económico como en lo político”.
El presidente aceptó su dimisión, reconociéndolo como una persona honorable, “un profesional destacadísimo”, y reconoció que ambos tuvieron un diferendo “que sólo se da entre hombres libres y con criterio acerca de la operación de los puertos”.
“El ingeniero sostiene que deben ser operados por la SCT y yo creo que por la circunstancia actual —la corrupción que prevalece en los puertos y aduanas, y últimamente por la entrada de contrabando y droga—, necesitamos, además de buena administración… de seguridad y protección. Por ese motivo se requiere del apoyo de la Marina; queremos que esta institución se haga cargo de las costas, de las aduanas marítimas, de los puertos, porque es una institución que va a poner orden, que se requiere para que no haya inseguridad”, detalló.
El nuevo titular de la SCT, Jorge Arganis Díaz Leal, quien fue director general de Obras Públicas de la Ciudad de México en la administración de López Obrador, prometió trabajar para apoyar la recuperación económica de México tras la pandemia, dando prioridad a los proyectos del presidente en el sureste del país.
Limpieza en aduanas
Cuando una semana antes confirmó la militarización de las aduanas, el presidente aclaró que no se trataba solo de un asunto de capacidad y profesionalismo, sino también de honestidad, pues con la entrada de los soldados y marinos se busca limpiar el sistema de aduanas.
En ese sentido, el director general de Aduanas, Horacio Duarte, expresó su respaldo y apuntó que este cambio de operaciones también tiene el propósito de aumentar la recaudación y garantizar la seguridad nacional. Porque de acuerdo con una estimación de la Unidad de Inteligencia Financiera y la Cámara Americana de Comercio, por las aduanas mexicanas pasa mercancía de contrabando y productos piratas que generan un grave daño al erario, de al menos 200 mil millones de pesos cada año.
Con las nuevas reglas de comercio exterior impuestas por el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) se busca reforzar los mecanismos de verificación de mercancías, facilitar el trámite aduanero y dar seguridad tanto a importadores como exportadores acerca del tratamiento que tendrán sus productos, reduciendo además el costo de las gestiones aduaneras.
El Servicio de Administración Tributaria (SAT) emprendió el año pasado un operativo denominado Fuerza Anticorrupción para ‘limpiar’ las 49 aduanas del país, presentando denuncias en contra de al menos siete trabajadores de las aduanas de Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo, presuntamente involucrados en el tráfico de armas y dinero.
Sin embargo, iniciar estas acciones en cada una de las aduanas tomaría tiempo y no garantizarían la ubicación y castigo de todos los agentes corruptos, razón por la que el Gobierno federal decidió asestar un golpe en la mesa, como el que dio a la hora de impedir el ‘huachicoleo’.
Con el Ejército y la Marina siendo las instituciones mexicanas más respetadas, López Obrador pretende acabar de una vez por todas con la corrupción en las aduanas y reforzar los acuerdos del T-MEC.