
CIUDAD DE MÉXICO.- Era octubre de 2009. México estaba atento al partido contra El Salvador en el Estadio Azteca, que será sede del Mundial 2026. La tensión se sentía en el aire y aún más en Los Pinos, donde vivía el entonces presidente Felipe Calderón.
Corría el minuto 71, cuando Cuauhtémoc Blanco anotó el gol que dio el pase de la Selección Mexicana al Mundial de 2010. Todo era euforia.
La suerte ya estaba echada. Mientras el país se enfocaba en goles y tarjetas amarillas, el gobierno del expresidente Felipe Calderón puso en marcha el plan para extinguir la compañía Luz y Fuerza del Centro (LyFC).
Semanas antes del partido de la Selección Mexicana contra El Salvador, Calderón enfrentó manifestaciones de los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro en la Ciudad de México. En respuesta, el entonces mandatario pidió sancionarlos con descuentos de sueldo, lo que provocó mayor molestia. Como represalia, los sindicalistas ‘echaron’ al personal de Recursos Humanos de las oficinas.
Calderón no desistió. Consideraba que la compañía de Luz y Fuerza del Centro duplicaba las funciones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), por lo que debía desaparecer. Hasta ese entonces, ningún gobierno había tomado medidas al respecto.
Calderón necesitaba un distractor o la CDMX se quedaría en penumbras
El plan para extinguir Luz y Fuerza del Centro era complicado. El director de Seguridad Nacional le advirtió al presidente que no podía bajarle el switch a LyFC sin antes recuperar sus instalaciones.
El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) controlaba el suministro eléctrico del área metropolitana de la Ciudad de México y de cinco estados más. También controlaba el bombeo de agua potable y contaba con la fuerza de movilizar a 100 mil personas.
Pese a la advertencia, Felipe Calderón solicitó a su equipo un listado de opciones para la extinción de la empresa, sin permitir que el SME tuviera el control del suministro eléctrico y del agua potable.
Un mes después, el plan estaba listo. Solo faltaba fijar una fecha para recuperar las oficinas y evitar una catástrofe. Entonces se presentó una oportunidad: el partido entre México y El Salvador.
Calderón relató que, tras el segundo gol de la Selección, anotado por Cuauhtémoc Blanco, se activó el operativo para tomar las instalaciones. El primer objetivo era asegurar las clasificadas como AAA, por su alto valor estratégico, hasta llegar a las de menor riesgo, las A.
“Todo mundo viendo el futbol. Y entonces Cuauhtémoc Blanco, el no muy brillante gobernador de Morelos, mete el segundo gol de México (… ) ‘Ganamos’, y nosotros: ‘Hora del operativo’. A las 3:00 am me desperté y (las autoridades) ya habían tomado todas las instalaciones triple A sin un solo incidente”, recordó el expresidente en el pódcast Dementes, de Diego Barrazas.
Conforme transcurrió aquel domingo 11 de octubre de 2009 se completó el operativo. Desde la medianoche de ese día, el Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó el decreto presidencial que formalizaba la extinción de Luz y Fuerza del Centro, mientras policías y militares tomaban el control de las instalaciones.
Mientras muchos celebraban la victoria de la Selección Nacional, los trabajadores sindicalizados de LyFC no sabían cómo responder ante la acción gubernamental.
“Cuando salió bien ese tema me sentí orgulloso. Pagamos a cada trabajador dos años y medio de salario como indemnización. Salió bien y ese día dije: qué padre, valió la pena”, recordó Calderón.
La decisión del gobierno federal dejó sin empleo a 44 mil personas. Algunos de ellos recibieron indemnización en menos de una semana, aunque muchos se negaron a aceptarla. El gobierno, no obstante, defendió su decisión argumentando que la empresa generaba pérdidas anuales por mil 800 millones de dólares y era insostenible.
Fuente: El Financiero