
Signos
Sin Andrés Manuel al frente, la izquierda presidencial terminaría replegándose al izquierdismo doctrinario y de escasa influencia popular que representa Claudia Sheinbaum; ese que sólo adquirió algún protagonismo cuando se sumó al de los expriistas de Cuauhtémoc Cárdenas que se hicieron alternativa electoral en el Partido de la Revolución Democrática, el ahora desaparecido PRD.
Pero la plaga delictiva de impostados izquierdistas que se fueron incorporando desde el PRI y el PAN al Movimiento de Regeneración Nacional emanado del PRD, lo mismo que los verdes camuflados del color del ‘pueblo bueno y sabio’ como los que gobiernan Quintana Roo, han ido desacreditando al obradorismo al grado de convertirlo en una izquierda más bien falaz y de mera propaganda, despojada de los principios morales y de la ideología popular que tanto sigue pregonando, menos como verdad que como recurso de sobrevivencia.
Y como fuerza política dominante que son en el país, esos izquierdistas de pegote y pacotilla y de altos niveles de perversidad son, también, los principales factores de inseguridad, de ilegalidad y de violencia en él.
Ante las crecientes manifestaciones de inconformidad contra el morenismo y la irremediable pérdida de legitimidad presidencial, no sería ninguna novedad que un importante núcleo de simuladores y oportunistas se sacaran las máscaras y empezaran en próximas fechas a abandonar el barco del cuatroteísmo humanista, de corazón feminista, y se cambiaran los calzones y los disfraces militantes guindas y declarasen que nunca han dejado de ser verdes, o que la alternativa naranja y sin polarizaciones ideológicas es la de su verdadera identidad para servir a la patria, o que nunca es tarde para reorientar el quehacer político y defender los intereses populares y los valores esenciales de la lucha necesaria por la justicia social desde otras trincheras, o… lo de siempre, pues, que se hace menester cuando el horizonte del utilitarismo ideológico se abisma en el fracaso.
En la retirada, cada vez más defenderían, cada vez menos, a su Presidenta, lo mismo que la memoria del patriarca de la regeneración moral y el impulso de la ‘4t’ hacia el imposible ‘segundo piso’. Y apenas vislumbrasen que la propaganda y la base electoral que les brindó la causa carismática de la moralidad se descompone y pierde sustentación popular y se desestabiliza y se resquebraja cada vez más en sus territorios de lucro y de perjuicio, irían optando por argumentar que el socialismo es un error, como en Cuba y Venezuela; irían dejando de tomarse la selfie y bajándole el volumen a la alabanza de la mujer que ha hecho historia como la primera del país en asumir la jefatura suprema del Estado mexicano y ‘con la que llegaron todas’; y tratarían de usar los recursos públicos disponibles y las reservas de engaño y sostenibilidad que les quedasen entre sus clientelas compradas de opinión pública para salvar sus trastes en la tempestad y ver dónde se ocultan del descrédito de sus miserias representativas.
Porque a diferencia de cuando el PAN y el PRD fueron la alternativa segura al hundimiento del PRI, sólo el Verde y el naranja se advierten ahora como las tablas de auxilio de las ratas de la regeneración moral que habrían de abandonar la nave y que son enemigas disfrazadas y cada vez más visibles de la minoría izquierdista y doctrinaria que al cabo se quedaría sola en el timón a la deriva de un país que sigue sin generaciones críticas, formadas en la escuela, conscientes de sus derechos y de los valores reales de sus dirigencias, y dependiente como es de la milagrería política y del canto de las sirenas ideológicas.
No hay liderazgos alternativos visibles entre las nieblas de la incivilidad y de la ingobernabilidad regional donde se siguen moviendo los negocios del crimen organizado, y donde siguen sin caer los jefes de la delincuencia política que los protegen. Y no hay liderazgos nacionales alternativos visibles en el escenario. ¿El nuevo Luis Donaldo, acaso? Quizá. ¿Un espontáneo desconocido?…
Nada se sabe donde no domina el juicio de la civilidad sino la masividad de lo espontáneo.
SM