Signos
Por Salvador Montenegro
Claro que el dilema de MC no es ético.
Ningún partido, por más que su retórica quiera venderlo, puede poner la virtud política entre sus prioridades.
(La demagogia ideológica y la nobleza espiritual son valores excluyentes.)
La política es el negocio del poder, con todas las trampas y tráfico de sucios intereses y asociaciones del crimen que eso entraña. Y en México, país de la corrupción y del engaño y la ignorancia y la milagrería cual muy pocos sobre la tierra, esa cultura es genética e invariable, porque de los establos políticos y partidistas no emanará nunca ninguna fuerza capaz de revolucionar el sistema educativo.
Por eso la decisión del MC sobre su precandidato Palazuelos a Gobernador de Quintana Roo no puede ni podría ser de naturaleza ética.
La moral sigue siendo un árbol que da moras, así en los partidos como en las mayorías ciudadanas.
La cuestión es de números.
Un segundo lugar en las elecciones venideras no da para gran cosa.
¿Ganaría con Palazuelos -el candidato más popular que podría tener el partido de Dante en su historia- la gubernatura?
¿Superaría con ese candidato a López Obrador (o a la candidata que ha de representar sus intereses compartidos con los del Niño Verde, poderosas fuerzas invictas en el país y en el Estado caribe)?
Ese, es el caso…
SM