VILLAHERMOSA.- En lo que va de 2023, un total de 31 manatíes han muerto en Tabasco, 15 hembras, 15 machos y uno “sin conocer”, de acuerdo con un recuento oficial en poder del periódico Excélsior.
Esta mortandad de ejemplares tiene encendidas las alarmas ante la posibilidad de que se presente una emergencia como la ocurrida en 2018, cuando 59 manatíes perdieron la vida, según la cifra que reconoce la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), aunque este número contrasta con los 80 decesos, que en su momento contabilizaron pobladores de los municipios de Macuspana, Centla, Jonuta y Paraíso.
El reporte de este año, establece que el 23 de enero se registró el primer caso, y posteriormente se presentaron dos muertes en mayo, una en junio, 17 en julio, y 10 los días 1, 2, 4, 7, 11, 14, 15 y 16 de agosto, para un total de 31 ejemplares.
Hasta ahora se tienen identificados 15 defunciones de manatíes en Macuspana, nueve en Centla, seis en Jonuta y una en el municipio de Centro.
El manatí del Caribe (Trichechus manatus), es una especie catalogada como en “Peligro de Extinción”, de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana 059, que vive en el río Bitzal y los canales abiertos de la región, donde existen pozos sumergidos de Pemex, abandonados y en uso, con fugas de gas amargo, como lo pudo constatar este diario en recorridos realizados en julio de 2018.
En aquella ocasión, cientos de carpas, pejelagartos y peces aguja, también aparecieron muertos, lo que provocó severas afectaciones económicas a los pobladores que dependen de la pesca para subsistir
En las rancherías, comenzaron a proliferar problemas de la piel sobre todo entre niños y adultos mayores, así como enfermedades gastrointestinales, debido a que el agua del río Bitzal es utilizada por las comunidades para atender sus necesidades básicas.
El pasado fin de semana, la Semarnat emitió un comunicado de prensa en el que dio a conocer que los cuerpos de los manatíes detectados este año, “se han encontrado en su mayoría en avanzado estado de descomposición, lo que ha dificultado la identificación de la causa de los decesos, sin embargo, en algunos de los casos se ha logrado observar evidencia que pudiera sugerir que existe la influencia directa del hombre”.
La autoridad ambiental recordó que en 2018, ante la muerte masiva de manatíes en Tabasco, se realizaron estudios y análisis de laboratorio por parte de un comité científico, integrado por cerca de 80 expertos de 30 instituciones que concluyó que los decesos se debieron a un proceso multifactorial que incluyó condiciones ambientales y fisicoquímicas, así como presencia de contaminantes y florecimiento de algas nocivas generadas por cianotoxinas.
Agregó que un estudio elaborado por la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), no encontró altos niveles de compuestos relacionados con hidrocarburos que determinaran la posible causa.
“Por otra parte, el análisis realizado por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), identificó la presencia de estas toxinas producidas por algas. Las algas pueden proliferar y potenciar el fenómeno, entre otros factores, por el exceso de aporte de químicos por las actividades agrícolas forestales y ganaderas, descargas de aguas residuales, excesivo aporte de materia orgánica por los cambios de uso de suelo, incendios agrícolas y forestales, y los tapes por el exceso de lirio acuático”, manifestó.
Previamente, el Tecnológico Nacional de México campus Boca del Río, Veracruz, detectó altas concentraciones de cadmio, plomo y aluminio en muestras de agua del río Bitzal.
En un informe de resultados fechado el 19 de julio de 2018, la doctora María del Refugio Castañeda Chávez, jefa del Laboratorio de Investigación de Recursos Acuáticos, reportó la presencia de metales pesados en el hábitat de los manatíes.
Las conclusiones de estos estudios de laboratorio fueron avalados en su oportunidad por el presidente de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (AZCARM), Ernesto Zazueta, quien dio a conocer que en las necropsias realizadas por expertos independientes arrojaban presencia de cadmio en los cuerpos de manatíes y peces hallados en los cuerpos de agua de la zona.
Fuente: Excélsior