De política y novelas policiacas

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El minotauro

Por Nicolás Durán de la Sierra

Con seis exediles de Cancún y dos exgobernadores que han estado presos -uno aún sigue- la brevísima historia política de Quintana Roo tiene aires de novela policiaca; de hecho, nuevas figuras en el arte del manejar dinero público pronto pudieran crecer la lista e inaugurar en ella la sacra cuota de género, aunque eso dependerá de qué tan hábiles sean sus abogados.

Cabe decir que la dicha “cuota de género” hace mucho que debió inaugurase, pues el norte estatal tiene sus alfiles (alfilas suena feo) como Laura Fernández, dos veces edil de Puerto Morelos, Lili Campos y Laura Beristain, en Playa del Carmen, acusadas de defraudar los presupuestos municipales, pero hasta el momento han sabido mantenerse a flote, es decir, libres.

Los escándalos del “huachicol fiscal”, suerte de fraude de cuello blanco con las gasolinas, y el de la criminal “Barredora” en el vecino Tabasco, que incluye nombres de altísimo vuelo en el ámbito federal, apuntan con tener verdes ramales verdes en Cancún y Playa del Carmen. Nada de qué extrañarse dada la riqueza del norte estatal y la sabida pulcritud de sus funcionarios.

Para empezar, la Comisión Reguladora de Energía tiene bajo la lupa a Ricardo Vega Serrador, a quien se acusa de acaparar el mercado gasolinero en Quintana Roo (41 estaciones), y anunciaron que sus indagatorias fueron turnadas a otras instancias federales. Al parecer existen discrepancias entre el volumen de combustible vendido y el que se manifiesto de manera oficial. Detallitos.

Vega Serrador, entre los cursis “zar de las gasolineras” y “sultán de los ferraris” por su colección de estos autos, tiene expediente abierto en la FGR. En el sexenio pasado se le vinculó con la mafia rumana y con la compra ilegal de las Villas del Crea. Se acusa a Blanca Merari, la edil de Puerto Morelos, de firmar con él leoninos contratos de compra de combustibles para el municipio.

Lo dicho: la política de Quintana Roo, sobre todo en el área del opulento turismo, tiene vocación de estrella de novela policial y todo hace creer que, en las semanas por venir, conforme avancen las pesquisas sobre la “Barredora”, el “guachicoleo” fiscal y sus ramas locales con “cuello blanco”, salgan a relucir los nombres de varias figuras públicas. Es cosa de tiempo.

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