El Minotauro
Nicolás Durán de la Sierra
La gran noticia de esta cruenta temporada es, sin duda, el inicio de las jornadas de inoculación contra el Covid-19 en el Estado. Hasta hace poco, tal posibilidad se nos hacía lejana no sólo en Quintana Roo, sino en todo el país. Hoy estamos a la puerta de una vacunación que, para mediados de año, se espera nos permita superar este capítulo oscuro de la historia humana.
Antes de cerrar tal capítulo, claro, habrá días en los que seguirá el rol de afectados, pero poco a poco su letalidad irá descendiendo. La vacunación del personal sanitario recién iniciada es atinada en lo operativo y es también una obligación ética para con ellos, los más expuestos a la terrible enfermedad. Hasta fines de 2020, en México habían muerto casi dos mil 500 trabajadores de la Salud.
Sin embargo, este volumen contemplado en el Memorial Murieron por Nosotros de este sector, no suma todos los óbitos pues hay entidades que, por diversas razones, no informan de todos los decesos en este rubro. A contra luz, hay Estados como Quintana Roo en donde se hace homenaje a los que fallecen en esta lucha que nos ha costado cerca de sesenta vidas.
Cabe destacarse que la semana pasada, tanto en la Ciudad de México como en Chetumal, se anunció que el personal médico privado está incluido en esta etapa de vacunación, si bien no se tiene todavía un listado completo del mismo. La participación de la medicina privada ha sido crucial en el combate contra la enfermedad, aunque no se le ha dado el reconocimiento que, sin duda, merece.
Así pues, tras la noticia del inicio de la campaña masiva de vacunación contra el Covid-19, la que se espera que finalice pronto en el Estado por su reducido volumen de población de cerca de un millón 700 mil habitantes, se empaña en la memoria aquel 26 de marzo de 2020 cuando, en Cancún, ocurrió el primer deceso por coronavirus en Quintana Roo; el octavo en todo el país.