Chetumal, 15 de marzo.- Con ganas de trabajar y ganar unos cuantos pesos para mantener a su familia y seguir adelante, es como recuerdan a un abuelito en la capital del estado de Quintana Roo, Chetumal, quien murió de un posible infarto, cuando estaba trabajando.
El vendedor ambulante se encontraba a las afueras de la escuela primaria Andrés Quintana Roo, en el municipio de Othón P. Blanco, vendiendo saborines, de pronto comenzó a sentirse mal por dolores a la altura del pecho, fue allí cuando los padres de familia se dieron cuenta y le ofrecieron unas pastillas para la presión.
Los testigos al ver que no mejoraba el abuelito llamaron de inmediato a las ambulancia, pero cuando llegaron los paramédicos confirmaron que ya no contaba con signos vitales. Dieron parte a Servicios Periciales.
Intentaron reanimarlo, pero murió
Los alumnos, maestros y padres de familia querían al abuelito, lo apreciaban, era muy conocido en la primaria por vender saborines, por su actitud y sus ganas de trabajar, así recuerdan al hombre, que todos los días acudía a la escuela a deleitar el paladar de los pequeños y grandes.
Por más que los padres de familia y maestros intentaron reanimarlo, antes de que llegaran los paramédicos, no pudieron salvarle la vida, su cuerpo quedó boca arriba y su triciclo abandonado con su nevera y saborines. Las primeras investigaciones indican que murió de un infarto.